New Orleans Hornets 104 Dallas Mavericks 92 (1-0)NEW ORLEANS: Paul (35), Peterson (6), Stojakovic (14), West (23), Chandler (10) - quinteto titular - Pargo (5), Wells (8), Wright, Armstrong (1) y Bowen (2). |
DALLAS: Kidd (11), Stackhouse (9), Howard (17), Nowitzki (31), Dampier (4) - quinteto titular - Terry (8), Bass (8), George (4), Ju. Howard, Jones y Lue. |
Parciales: 19-26, 21-26, 36-20, 28-20. |
Chris Paul y su equipo, los Hornets de Nueva Orleans, comenzaron anoche su camino hacia su doctorado baloncestístico de una forma más que brillante. El base lideró con 35 puntos a un equipo que demostró que está perfectamente capacitado para dejar en la cuneta a los todopoderosos Dallas Mavericks. Para empezar, los Hornets se adelantan 1-0 en la eliminatoria tras ganar 104-92.
A priori podría pensarse que la tremenda experiencia en playoffs de hombres como Jason Kidd, Dirk Nowitzki, Jason Terry o Jerry Stackhouse podría ahogar la bisoñez en este tipo de compromisos de los Hornets, que a buen seguro empezarían cometiendo pecados típicos de juventud, pero no fue así. El conjunto dirigido por Byron Scott mostró ante el de Avery Johnson una enorme determinación y una sorprendente madurez.
Lógicamente, el inicio del partido y, por lo tanto, los primeros minutos de playoff, fue lo más traumático para los locales, más aún cuando el mayor peso dentro de la plantilla lo tienen hombres como Chris Paul y David West que son profanos en la materia. Y así fue.
El primer cuarto fue un ejercicio de reconocimiento de la situación por parte del conjunto del Mississippi, una tarea que llevó a los locales bastante tiempo y que les convirtió en un equipo muy poco convincente en ese primer periodo. Dallas aprovechó la coyuntura para sacar tajada y acabar los primeros 12 minutos de la serie con un parcial a favor de 19-26.
No remontaron el vuelo los de Scott en el segundo acto, en el que siguieron aplicándose a su labor exploratoria sin demasiado éxito. Los Hornets no encontraban el tempo adecuado de partido, no hallaban las fórmulas de juego propias de un playoff y esa falta de hallazgos se hizo presente fundamentalmente en el ataque, una ofensiva errática que permitió a los texanos dominar la situación sin problemas y llegar al ecuador con un cómodo 40-52, sin atisbar de ninguna manera lo que les iba a suceder en la segunda parte.
Un torrente llamado Chris Paul
New Orleans salió en la reanudación con otro aire, como si el descanso le hubiera servido al equipo para dejar en las taquillas de los vestuarios todos sus fantasmas, todas sus dudas.
La segunda parte de los Hornets fue, sencillamente, un alarde. Esa exhibición prodigiosa tiene números que no dejan lugar a dudas. Los segundos 24 minutos acabaron con un marcador de 64-40 para el equipo de la ciudad del jazz.
La primera piedra de ese gran edificio se colocó nada más empezar el tercer cuarto. Y ladrillo a ladrillo, sin prisa alguna, los locales fueron elaborando su conquista hasta que una canasta de Paul les adelantó en el marcador (70-68 a 2:01 para la conclusión del tercer cuarto), una delantera que ya no cederían.
Se cerraron así los primeros 36 minutos con el luminoso marcando un 76-72 favorable a los Hornets tras un mate de Chandler. El tercer cuarto había servido para equilibrar una balanza que había llegado a estar a favor de Dallas por 12 puntos. Para ello, los de Byron Scott anotaron 36 puntos en el tercer período, 15 de los cuales procedieron de las manos mágicas de su estrella, Chris Paul, que anoche desbordó por completo a Jason Kidd, al que superó sin paliativos.
Decisión del partido
Ese esfuerzo por agarrarse al encuentro no pasó factura a los Hornets, que no pisaron el freno en ningún instante. Un parcial de 10-2 en los 5 primeros minutos del último cuarto dejó el electrónico en 86-74. La sequía anotadora de Dallas empezaba a ser más que preocupante y terminó siendo un cáncer para el equipo. Fue Stojakovic con un triple el que dejó el duelo visto para sentencia al colocar a los locales con 15 puntos de ventaja (91-76 a 4:25 del final). Dallas había anotado 4 puntos en casi 8 minutos. Una piedra demasiado pesada para su cuello. El New Orleans Arena era una fiesta.
Los Mavericks anotaron 9 canastas de campo en los últimos 24 minutos y así no se puede ir a ninguna parte, como no se puede esperar nada de un conjunto que concluye el encuentro con un 33,3% de efectividad en el tiro. Pero lo peor fue que ante su falta de claridad ofensiva, los Mavs no compensaron la situación con un trabajo defensivo extra, toda vez que su tarea en la retaguardia fue casi peor que la ejercida en la vanguardia (el equipo encajó 64 puntos en la segunda parte).
Como se esperaba, un aspecto en el que Dallas mostró sus enormes carencias fue en la zona. Los texanos anotaron tan solo 16 puntos en posiciones cercanas al aro y nunca fueron amenaza alguna en el poste bajo.
Mientras, New Orleans jugó con una maestría impropia de su inexperiencia en playoffs. Sólo perdió 8 balones en su debú y su balance de robos-pérdidas fue excelente (8 robos y 8 pérdidas por 4 y 14 de su rival).
A nivel individual, los más destacados de los Hornets fueron Paul (35 puntos, 10 asistencias y 4 robos), West (23 puntos, 8 rebotes y 4 tapones) y Stojakovic (14 puntos con 4 triples).
En Dallas, el único que estuvo a la altura de las circunstancias fue Nowitzki, con 31 puntos y 10 rebotes, aunque fue perfectamente parado en el último cuarto, en el que anotó 4 tantos. Y sin timonel, el barco de Mark Cuban se vino a pique.
El puertorriqueño Barea no fue convocado, incluyéndose en la lista de inactivos junto a Magloire y Wright.