Las eliminatorias por el título en la Conferencia Oeste prometen ser apasionantes si nos atenemos al nivel de los equipos y a lo que ha deparado la parte final de la temporada regular.
Para abrir boca, la primera ronda nos ofrece 4 series deslumbrantes, entre las que destaca una por encima de todas: el duelo galáctico entre San Antonio Spurs y Phoenix Suns. Pero, como decimos, poco tienen que envidiar los otros 3 enfrentamientos: New-Orleans-Dallas, Lakers-Denver y Houston-Utah.
Serán 7 los jugadores hispanos que puedan participar en esta fiesta, si bien algunos no podrán debutar o bien por lesión, Trevor Ariza en los Lakers, o bien por su dificultad para ingresar en la pista en algún momento de las eliminatorias, como es el caso de José Juan Barea en Dallas.
Hacer apuestas en la conferencia occidental de la NBA es arriesgar mucho. Porque la lucha parece más abierta que nunca.
San Antonio Spurs-Phoenix Suns
No se puede descartar que los Spurs puedan quedar eliminados en las primeras de cambio, aunque es cierto que los actuales campeones alcanzan sus mejores prestaciones allí donde a otros equipos se les encoge el brazo y se les agrieta el corazón.
No se puede desestimar una eliminación prematura porque si algún equipo ha diseñado una plantilla anti Spurs, ése ha sido Phoenix, que al fichar a O'Neal lo hizo acordándose de su eliminación ante San Antonio la temporada pasada y respondiendo a la contratación de Gasol por parte de los Lakers.
Ese diseño se ha notado. De hecho, ya ha tenido notables consecuencias en los dos encuentros que ambos equipos han disputado en la era Shaquille. En esos dos partidos, los Suns han ganado a los Spurs en sendos choques de corte defensivo, algo impensable hace unos meses, y lo han hecho dejando a los texanos en 87 y 79 puntos.
Estos últimos duelos han restado importancia a la imagen que todos teníamos de estos equipos. Cierto es que San Antonio es la tercera mejor defensa de la NBA (90,6 puntos por partido) y que Phoenix es el tercer mejor ataque (110,1), pero esos números en un enfrentamiento directo tras la incorporación de O'Neal no valen.
A pesar de todo ello, San Antonio sigue siendo favorito, pero... esta serie huele a 7 partidos.
Los Spurs, con los argentinos Ginóbili y Oberto en sus filas, siguen siendo favoritos porque tienen a sus espaldas 4 títulos de la NBA en el último decenio, todos en la era Duncan, porque tienen un trío estelar (Ginóbili, Duncan y Parker) y porque disponen de una batería sin igual de grandes defensores, una artillería en la retaguardia a la que no llega, ni de lejos, ningún otro equipo de la liga. Teniendo en cuenta que sus estrellas defienden, y mucho, especialmente Duncan y Ginóbili, no es ninguna tontería añadir candados defensivos del nivel de Bowen, Udoka y Kurt Thomas, tres de los mejores defensores de la NBA, y sumar a los mismos nombres como Finley u Oberto. Si a todo esto le añadimos el regreso a la cancha del hijo pródigo, el escolta Brent Barry, un reputado triplista y anotador, habrá que convenir en que el equipo de Popovich aspira otra vez al anillo, aunque este año las dificultades van a ser mucho mayores.
Para empezar, en el otro lado de la cancha, van a tener al, hasta hace unos meses, mejor base de la liga, Steve Nash, que sigue aún así siendo el mejor armador de la NBA por lo que respecta a su capacidad para decidir partidos en los instantes finales. Pero también van a tener a Amare Stoudemire y a Shaquille O'Neal, dos fuerzas de la naturaleza en el juego interior que van a poner en más de un aprieto al inigualable Tim Duncan. Sin embargo, Phoenix es mucho más, es la capacidad anotadora inagotable del brasileño Barbosa, la actitud defensiva de Bell, el espíritu creativo de Diaw o la sapiencia baloncestística de Grant Hill, que es duda por lesión, aunque parece que no es nada serio.
Todo esto sería suficiente para garantizar una serie tremenda, pero aún hay más. Entre estos dos equipos hay una rivalidad muy especial, acrecentada espectacularmente el año pasado cuando los Spurs eliminaron en las semifinales de conferencia a los Suns en una cadena de partidos en los que hubo sangre, sudor y lágrimas. Y si no, que se lo digan a la nariz de Nash. Y polémica, porque también hubo mucha polémica.
Nunca estuvo tan cerca el equipo de Mike D'Antoni de salvar el gran escollo para proclamarse campeón de la NBA. La suya fue una derrota épica en la que todos consideraron una final anticipada. Pero los de Arizona ya no quieren más derrotas épicas y por eso ficharon a O'Neal.
New Orleans Hornets-Dallas Mavericks
Es ésta una serie inédita y muy vendible, tanto desde el enfrentamiento de las plantillas como desde el enfrentamiento individual, ya que está plagado de duelos más que interesantes si se analizan por posiciones.
Los medios de comunicación lo tienen sencillo. Chris Paul (New Orleans) contra Dirk Nowitzki (Dallas). El joven que aspira a ser MVP de la temporada contra el actual MVP y el primer europeo que se hizo con esa distinción en la historia de la NBA. Pero si nos vamos deteniendo en diversas posiciones los duelos son de gran calado: los bases Paul y Kidd, los aleros Stojakovic y Howard, los ala-pivots West y Nowitzki, incluso el duelo de pívots roqueños que interpretarán Chandler y Dampier, que también puede tener su aquél.
El desequilibrio a favor de Dallas puede vernir de su mayor experiencia en estas lides, fue subcampeón de la NBA hace dos años, y de su mayor profundidad de banquillo. Y es que a los hombres antes citados hay que añadir a los titulares-suplentes Terry y Stackhouse, al cada vez más interesante Brandon Bass o a los veteranos, que siempre pueden aportar algo en playoffs, Eddie Jones y Devean George. No es que el banquillo de los Hornets sea malo (cuentan con Bonzi Wells, Pargo y Mike James), pero no tiene la altura de miras del de los Mavs.
Ambos equipos llegan a este enfrentamiento con parámetros estadísticos muy similares tanto en ataque como en defensa e igualados a victorias y derrotas en los cuatro duelos que han protagonizado esta temporada.
Dallas tiene, hoy por hoy, a su plantel al completo y New Orleans sólo cuenta con la baja de Andersen, que padece los síntomas de una gripe, sin que se sepa si va a poder participar o no, si bien su aportación al equipo una vez volvió a la NBA tras sus problemas con las drogas ha sido nula.
L.A.Lakers-Denver Nuggets
Los Lakers parten como favoritos. Las razones son múltiples: es el equipo más en forma del Oeste en la actualidad, la conjunción de sus tres jugadores más importantes -Bryant, Gasol y Odom- sigue creciendo, tienen el factor cancha y la historia a su favor, ya que es muy rara la vez en la que, como el año pasado, el octavo clasificado de una conferencia elimina al primero.
A todo ello se añaden otros dos factores, uno de ellos también histórico. Los Lakers han ganado a los Nuggets los 3 partidos que han disputado en la temporada regular, todos ellos jugados antes de la llegada de Gasol a Los Angeles, y estos dos equipos se han encontrado 3 veces en la post-temporada a lo largo de su historia y siempre ha ganado el conjunto californiano.
Dicho todo esto hay que advertir de que Denver es un equipo mucho más peligroso de lo que parece, ya que tiene un gran poder en el juego exterior e interior (si bien el poder de los pequeños es más ofensivo y el de los grandes más defensivo), goza de un más que interesante banquillo (con dos joyas: J.R.Smith y Linus Kleiza) y cuenta con un muy buen entrenador, George Karl, el cual entrenó en España en dos etapas diferentes.
Los Nuggets se mueven por pares. Tienen dos claros referentes, Iverson y Anthony, dos estrellas de la liga; Tienen dos hombres muy poderosos en la pintura, que harán daño, o por lo menos lo intentarán, a Gasol, Marcus Camby y Kenyon Martin; y tienen dos hombres espectaculares en el banquillo, los ya citados Smith y Kleiza. Aunque visto el último incidente de Carmelo Anthony, también arrastran ciertas distracciones que pueden ser letales a esta altura de la temporada.
Junto a todos ellos estará el mexicano Eduardo Nájera, que tendrá, a buen seguro, importantes minutos a su disposición, ya que se trata de un jugador que aporta muchos intangibles al colectivo y que agrega un espíritu de lucha encomiable.
Frente a ellos, los de Phil Jackson presentan su candidatura al título y se dibujan como un equipo en pleno crecimiento que no se puede saber hasta dónde podrá llegar en caso de poder incorporar a lo largo de los playoffs al lesionado Andrew Bynum. Un conjunto liderado por el mejor jugador, hoy por hoy, del mundo, Kobe Bryant, bien secundado por Gasol, que aún no ha ganado un partido de playoff, y Odom. Una escuadra con la experiencia de Fisher al mando y el buen rendimiento que parte de la segunda unidad. Pero habrá que estar atento a las inconsistencias angelinas, que siempre han partido de su falta de concentración en momentos puntuales en algunos partidos. Ese tipo de errores en los playoffs se pagan muy caro.
La serie se puede ir fácilmente a los 5 ó 6 partidos. Por encima de ahí sería una auténtica sorpresa. Y puede ser espectacular a nivel anotador, ya que se trata de dos de los equipos más ofensivos de la NBA.
Los Lakers no podrán contar ni con Bynum ni con Trevor Ariza, mientras que Denver no podrá disponer del brasileño Nené Hilario.
Houston Rockets-Utah Jazz
El argentino Luis Scola debuta en su primer año como jugador NBA en playoffs y lo hace con una responsabilidad extra al ser, sin duda, la única referencia válida de los Rockets en la pintura tras la lesión de Yao Ming y la caída en picado del juego de Landry.
Es muy importante para Houston haber logrado el factor cancha, ya que si por algo se caracteriza Utah es por haber hecho de su pabellón un fortín (terminaron la fase regular con 37 victorias y 4 derrotas).
Sin embargo, los playoffs van a ser una montaña muy costosa de escalar para los de Rick Adelman. Los Rockets no cuenta con Yao Ming, en el primer partido de la serie, y quién sabe si en más, no podrá jugar su base Rafer Alston y su estrella, Tracy McGrady, ha sido incapaz hasta la fecha de lograr pasar en su carrera deportiva una primera eliminatoria de playoff, un sambenito con el que tiene que cargar cada temporada.
El enfrentamiento tiene sabor a revancha, ya que estos dos mismos equipos se enfrentaron el año pasado en primera ronda, ganando Utah por un apretadísimo 4-3.
Los de Jerry Sloan han apostado este año por un juego bastante ofensivo, ya que disponen de hombres para ello. Su triángulo mágico lo forman el base Deron Williams y los hombres altos Carlos Boozer y Mehmet Okur. A ellos hay que añadir la solvencia de Kirilenko, que sigue siendo un jugador tremendamente desaprovechado por su equipo, y la capacidad de un banquillo solvente, que se encarna sobre todo en Korver, Harpring y Millsap.
Frente a ese juego ofensivo de los de Sloan, Houston se ha enrocado en una dinámica defensiva que ha sido la gran solución a su gran mal del año que no ha sido otro que perder a su gran referencia en el juego, Yao Ming. La baja insalvable del chino la ha solventado Adelman a partir de una ardua tarea colectiva en la que cada pieza ha sido importante, convirtiéndose los texanos en una de las mejores escuadras defensivas (recibieron 92 puntos por partido en la liga regular).
Utah ha dominado los enfrentamientos entre ambos por 2-1 y los analistas le otorgan un mayor favoritismo que a Houston a pesar de no contar con el factor cancha.