Kidd surgió cuando tenía que surgir. El base californiano completó su mejor partido con Dallas justo en el momento en el que su nuevo equipo más lo necesitaba. Nowitzki se había manifestado de forma muy clara, los Mavericks no querían jugar en primera ronda con los Lakers. Y para ello tenían que ganar a todo un hueso, los Hornets de Nueva Orleans. Pero no fue el alemán el que tuvo la última palabra para que así fuera. El objetivo se logró (111-98) y Dallas fue séptimo en el Oeste, pero lo fue gracias a Kidd y, en segunda instancia, a Jason Terry.
El exjugador de los Nets alcanzó anoche el centenar de triples-dobles en su carrera en la NBA, un logro que sólo ha estado al alcance de otros dos jugadores: Oscar Robertson y Magic Johnson. Lo que son palabras mayores.
Jason Kidd cerró con su actuación algunas bocas. Y es que desde que llegó al equipo texano la trayectoria del conjunto ha sido peor que la que habían trazado los de Avery Johnson antes de su llegada.
El partido jugado en el American Airlines Center supone, por lo tanto, un aperitivo del enfrentamiento de playoff, ya que la primera ronda ha deparado un cruce entre estos dos mismos equipos: New Orleans Hornets-Dallas Mavericks, con factor cancha para los primeros, que tras una memorable temporada han acabado segundos.
En el otro duelo que decidía quién se quedaba con la séptima plaza del Oeste, Denver cumplió los pronósticos y ganó sin dificultad a Memphis en un choque en el que Nájera y Navarro estuvieron muy participativos, si bien este último no pudo alcanzar el récord de triples anotados por un novato en una temporada, a pesar de que lanzó 14 triples para intentar conseguirlo.
Denver ganó 120-111, alcanzó su victoria número 50 y jugará en primera ronda con los Lakers; Memphis perdió y concluyó la temporada empatando su peor registro histórico al vencer sólo en 22 de los 82 partidos de la temporada regular.
Dallas 111 New Orleans 98
Los Mavericks lograron su objetivo: quedaron séptimos y evitaron a los Lakers en la primera ronda, en la que se enfrentarán a los Hornets. Por lo tanto, el de anoche fue un ensayo de lo que va a ser la serie de primera ronda entre estos dos equipos.
Anoche ya se intuyeron las dificultades que, teóricamente, va a tener New Orleans para deshacerse en primera ronda de los Mavs a pesar de contar con la ventaja del factor cancha. Y es que mientras que Dallas mostró una evidente determinación por evitar a los Lakers en playoffs, a New Orleans no se le vio, en los momentos claves, tanto empuje a la hora de esquivar en las eliminatorias a Dallas para enfrentarse así con Denver Nuggets, que hubiera sido un rival muy duro, pero tal vez no tan duro como Nowitzki y compañía, que ya tienen la experiencia de haber llegado a una final de la NBA.
El partido lo decidieron los dos bases de Dallas, lo que es una lamentable noticia, a nivel personal, para Barea. Y es que el puertorriqueño es, hoy por hoy, no ya el tercer base del equipo, sino el cuarto. Anoche se comprobó que en partidos con mucho en juego Avery Johnson prefiere la seguridad de la experiencia, de modo que cuando Kidd no dirigió al equipo lo hizo Jason Terry, que cuajó un gran partido como base y como escolta. Tyron Lue no tocó la bola.
Kidd terminó con un magnífico triple-doble y con una exhibición anotadora impropia de él (27 puntos, 10 rebotes y 10 asistencias). Pero es que además de lograr su primer triple-doble con Dallas, sólo perdió 1 balón en 37 minutos y tiró a canasta como nunca, incluida una serie de 5 triples de 8 intentos aprovechándose de las atenciones que la defensa rival dispensaba a Nowitzki y Howard.
También la labor de Terry fue encomiable. El ex de Arizona acabó con 30 puntos en 29 minutos y anotó 13 en el momento decisivo del partido, que no fue un camino de rosas para los locales.
De hecho, los texanos estaban con el agua al cuello mediado el tercer cuarto. Una canasta de Chandler cuando restaban 6:13 para concluir dicho cuarto situó a los de Louisiana con un inquietante 59-70 a su favor, pero fue ahí donde llegó la reacción de los Mavericks, que fue tremenda. En 8 minutos y 34 segundos, los que van desde la canasta de Chander a la que anotó Jason Terry a 9:39 para finalizar el partido, Dallas endosó a su rival un terrible parcial de 32-8 y pasó de perder por 11 a dominar por 13. En esos minutos tan trascendentales, Terry anotó 13 puntos, convirtiéndose en el motor de su equipo.
Y todo esto lo hicieron Kidd y Terry teniendo enfrente al mejor base de la liga, Chris Paul, que, por momentos, se vio desarbolado por el poder de los hombres pequeños de Dallas, que paliaron con su actuación la escasa entidad que el equipo de Avery Johnson tiene en el juego interior, algo que les puede dar un serio disgusto en la fase final del campeonato ante equipo con poder en la pintura.
Junto a Kidd y Terry, destacó en los locales la labor bajo los tableros del suplente Bass, que está consolidándose día a día. Bass acabó con 13 puntos y 12 rebotes y Dallas funcionó infinitamente mejor cuando él estuvo en cancha que cuando lo estuvo el pívot titular, Eric Dampier. La labor de estos tres jugadores en ataque compensó los pobres partidos de Nowitzki y Josh Howard, que marraron una gran cantidad de tiros (anotaron 10 canastas de 36 intentos). El alemán estuvo muy bien defendido y anduvo disperso, quedándose en 12 puntos tras encestar 4 de sus 16 tiros. Howard anotó más (19 tantos), pero estuvo igualmente desacertado (6 de 20).
Además de la victoria, los de Avery Johnson tuvieron otra buena noticia. El regreso de Jerry Stackhouse tras estar nueve partidos ausente por una lesión.
En los Hornets, los mejores fueron David West (26 puntos, 8 rebotes y 3 tapones) y Chris Paul (20 puntos y 10 asistencias), bien acompañados por Pedja Stojakovic (17 puntos) y Bonzi Wells desde la suplencia (16 en 23 minutos).
La importancia, aunque relativa, del partido hizo que ambos conjuntos controlaran con solvencia sus posesiones, evitando las precipitaciones. El conjunto dirigido por Johnson perdió tan solo 6 balones y el entrenado por Byron Scott 9.
Otro dato destacable fue el gran nivel de Dallas en los tiros libres en un partido caliente, ya que sus jugadores anotaron 23 de los 25 tiros libres que lanzaron.
Denver 120 Memphis 111
Los Nuggets hicieron lo que tenía que hacer, que no era otra cosa que ganar a Memphis, pero la victoria de Dallas sobre New Orleans deja a los de George Karl en octava posición del Oeste y les aboca a jugar en primera ronda con los ahora temidos Lakers. Lo que no deja de ser un logro, ya que Denver ha hecho una gran temporada y, con la de anoche, han sido 50 sus victorias en la fase regular. El Oeste es así, para acceder a los playoffs ha habido que lograr el medio centenar de triunfos.
Su brillante trayectoria contrasta con la pobre imagen que han dado los Grizzlies de Memphis en los más de 5 meses de competición. El equipo de Iavaroni termina la temporada con 22 victorias, empatando, por lo tanto, su peor registro histórico.
En el partido hubo dos jugadores hispanos. El mexicano Eduardo Nájera desarrolló una reseñable labor partiendo desde el banquillo y se mostró más participativo en la ofensiva que de costumbre. Jugó 22 minutos en los que hizo 12 puntos, 4 rebotes y 2 tapones. Mientras, el español Juan Carlos Navarro completó una extraña actuación, ya que anoche iba en pos de un récord y, visto lo visto, contaba con la aquiescencia de su entrenador, que le dio, a buen seguro, vía libre para intentarlo.
El jugador catalán demostró que no se rinde fácilmente. Necesitaba 6 triples para empatar el récord establecido por Kittles, que con 158 es el novato que más canastas de 3 puntos ha encestado en una temporada. Pues bien, anotó 4. Eso sí, intentó ¡14!. Navarro concluyó el partido con buenos números (16 puntos, 7 asistencias, 4 rebotes y 2 robos de balón en 35 minutos), pero no estuvo fino en el tiro (5 de 20 en el lanzamiento de campo, incluidos 4 de 14 triples).
Volviendo al terreno colectivo, el encuentro fue relativamente fácil para los locales, que se permitieron el lujo de ganarlo con sus suplentes, ya que Iverson y Anthony no superaron los 21 minutos sobre el parqué. Esos suplentes cumplieron, y ¡de qué forma!. Los 12 jugadores de Denver que saltaron a la cancha anotaron, 7 de ellos superaron la decena de puntos y 4 de esos 7 eran suplentes (J.R.Smith, Atkins, Kleiza y Nájera). De este modo, los jugadores de banquillo lograron ¡63 puntos!.
Iavaroni comenzó el choque con dos bases en su quinteto titular -Conley y Lowry- y con Collins como cinco, aunque, como es costumbre en él, no aportó nada.
Mientras, Karl salió con su cinco de gala, aunque le diera a lo largo del partido un enorme respiro al dejarlo sentado en el banco durante muchos minutos.
El partido se jugó al estilo Denver y así es difícil superar a este equipo. Los Nuggets se fueron a los vestuarios en el descanso habiendo anotado 67 puntos y a lo largo del encuentro sumaron 43 tantos al contraataque, su arma letal.
Iverson y Anthony lideraron a su equipo. El base-escolta terminó con 21 puntos en 20 minutos y el alero, a pesar de sufrir una afección estomacal, acabó con 17 en 21. A ellos se sumó la buena labor bajo los tableros de Kenyon Martin, que hizo un doble-doble, y Marcus Camby.
Por parte de Memphis, el mejor fue nuevamente Andre Brown, que ha terminado la temporada espléndidamente (19 puntos y 13 rebotes), aunque el máximo realizador fue Lowry con 22 puntos, si bien sólo repartió 2 asistencias en 38 minutos. Warrick hizo 19 puntos en 26 minutos, Navarro 16 y Gay dio 6 asistencias, lo que resulta ciertamente novedoso.
Los Nuggets alcanzaron los 20 puntos de distancia mediado el último cuarto. El partido se quebró a partir del segundo período, pero el marcador se mantuvo durante muchos minutos con una discreta ventaja, una diferencia salvable para otro equipo, pero no para Memphis, que nunca llegó a dominar el luminoso.
Los Grizzlies aguantaron, lo que es una buena noticia, en los tableros ante un equipo poderoso bajo los aros y dieron más asistencias de las habituales (31), pero tiraron peor a canasta y fueron la mitad de veces al tiro libre (16 por 32 de Denver). En ello influyó bastante la obsesión del equipo por lanzar de 3, no sólo por parte de Navarro. Y es que los de Iavaroni intentaron 36 triples, una cifra que retrata su juego.