JORNADA NBA / temporada regular 2008-2009
Memphis pierde en la prórroga ante Milwaukee a pesar del gran partido de Marc Gasol
El pívot español anotó 18 puntos con muy buenos porcentajes y atrapó 7 rebotes
Portland pone en apuros a los Hornets con buenas actuaciones de Sergio Rodríguez y Greg Oden
Memphis tuvo que rendirse en la prórroga ante los Bucks de Milwaukee en un emocionante partido en el que brilló Marc Gasol y en el que no pudo participar Charlie Villanueva. Mientras, los Blazers de Fernández y Rodríguez plantaron cara a New Orleans Hornets.
El trío Mayo-Gay-Gasol luchó hasta el final para dar una alegría a sus aficionados, pero los Grizzlies vieron cómo Ramon Sessions empataba el encuentro llevándolo a un tiempo extra en el que los Bucks se impusieron con claridad.
No muy lejos de Memphis, en Nueva Orleans, los Hornets cumplieron los pronósticos y derrotaron a los Blazers de Rudy Fernández y Sergio Rodríguez, un joven equipo lleno de talento que opuso una gran resistencia a los finalistas del Oeste de la temporada pasada. El partido sirvió para que el novato Greg Oden se reivindicara y ofreciera pinceladas de lo que puede dar de sí su juego en la NBA.
Memphis 96 Milwaukee 101 (tras prórroga)
Memphis Grizzlies llegó a tener en su poder la mayor ventaja que ha atesorado hasta ahora en la temporada –16 puntos- pero no pudo hacerla valer. Fue en el primer tiempo cuando los locales dominaron a su antojo un encuentro que se movería posteriormente en una línea de tremenda igualdad.
Para que esa igualdad fuera posible, los de Tennessee tuvieron que echar mano de sus 3 mejores hombres: O.J.Mayo, Rudy Gay y el español Marc Gasol.
Gasol hizo un gran partido. Fue eliminado al cometer su sexta falta personal. Pero para entonces ya se jugaba la prórroga y el catalán ya había permanecido en la cancha 39 minutos en los que había logrado 18 puntos (5 de 8 en tiro de campo y 8 de 9 en libres) y 7 rebotes.
Su labor resultó más que notable, como notable, casi sobresaliente, fue el trabajo de otro gran novato. O.J.Mayo volvió a liderar a su equipo con 25 puntos en un gran partido, un rendimiento bastante más equilibrado que el de Rudy Gay, que anotó 24 puntos, pero volvió a mostrar su cara más egoísta (9 de 24 en el tiro y ni un solo pase de canasta a sus compañeros). Eso sí, en su descargo hay que decir que sólo extravió 1 balón y que su rendimiento subió muchos enteros según se acercaba el final del choque. Anotó 18 de sus 24 puntos en los 3 últimos minutos del tiempo reglamentario y en los 5 minutos de la prórroga. Lo que no dice mucho a favor de Iavaroni.
Mientras, en Milwaukee faltó a la cita por una lesión el dominicano Charlie Villanueva, que ha perdido la titularidad en manos del camerunés Luc Mbah a Moute.
El partido ante Memphis no ayudará precisamante a Villanueva a recuperar la titularidad, ya que el hombre que le ha arrebatado el puesto brilló como nunca. El ex de UCLA se fue hasta los 19 puntos y 17 rebotes tras permanecer en cancha nada menos que 44 minutos.
Fue Mbah a Moute el mejor de los Bucks en compañía de Richard Jefferson (26 puntos y 10 rebotes, aunque 8 de 26 en el lanzamiento de campo) y Ramon Sessions (20 puntos, 6 rebotes y 4 asistencias). También destacaron Luke Ridnour (14 puntos y 7 asistencias) y la labor en los aros de Bogut (15 rebotes, si bien perdió 7 balones).
Pero lejos de la estadística individual, hubo 2 hombres que resultaron decisivos por completo: Sessions, que anotó a 9 segundos del final el triple que llevó el partido a la prórroga, y Ridnour, que encadenó 6 tiros libres consecutivos en los últimos 22 segundos del tiempo extra dando la victoria a los suyos.
Memphis controló muy bien el partido en los 2 primeros cuartos, llevándolo al descanso con un cómodo 49-37, pero el parcial de 15-27 del tercer cuarto aguó la fiesta a los locales, que no se impusieron en el encuentro debido a la debacle que sufrieron en la lucha bajo los tableros.
De hecho, parece increíble que un equipo que rebotea tan mal como anoche lo hizo Memphis pueda forzar una prórroga. El desastre tuvo un calibre muy grueso. Los Grizzlies atraparon 36 rebotes por 62 de los Bucks. La medida del mismo se aprecia si analizamos cada tablero: en el de los Bucks, estos se hicieron con 39 rebotes defensivos y los locales con sólo 8 ofensivos; en el de los Grizzlies, los de Iavaroni consiguieron 28 rechaces y los de Scott Skiles 23 rebotes ofensivos, una cifra alarmante.
Dejando de lado el dominio abrumador del rebote, el resto de los apartados del juego se movieron en parámetros más igualados. Ambos equipos tiraron bastante mal (sólo estuvieron acertados en la línea de personal) y el desastre reboteador lo palió en parte Memphis con su gran control del juego, ya que sólo perdió 12 balones en 53 minutos.
La victoria de Milwaukee, que equilibra así su balance de victorias y derrotas (5-5), tiene un mayor mérito si se tiene en cuenta que no pudo contar tampoco con Michael Redd.
New Orleans 87 Portland 82
Los Blazers opusieron una feroz resistencia a los Hornets y lo hicieron desde los cimientos baloncestísticos que su entrenador, Nate McMillan, lleva intentando inculcar a sus jugadores en los últimos años.
Si una palabra define el partido, ésa es equilibrio. Equilibrio en el marcador –la máxima ventaja de los locales fue de 7 puntos y la de los visitantes de 5-, en el juego y en la cabeza de los protagonistas. Se defendió mucho y bien, se ejercitó un baloncesto lleno de control con muy pocas pérdidas de balones y apenas hubo contraataques. El sueño que persigue todas las noches Nate McMillan, más aún cuando se tiene en frente a un equipo endiabladamente rápido como son los Hornets.
Sin embargo, su equipo perdió. Lo hizo porque enfrente tenía un equipazo y porque Byron Scott le ganó la partida táctica en la jugada que definió el choque.
En esa definición del partido hubo un jugador que sobresalió por encima de todos: James Posey, doble campeón de la NBA con Miami Heat y Boston Celtics.
La exhibición de determinación y aplomo de Posey en los minutos finales fue tremenda y se sustanció en la conversión de 2 triples decisivos, uno logrado a más de 3 minutos del final cuando los Blazers habían conseguido nivelar a 74 el marcador y otro encestado a 1:26 del final para colocar a los suyos 4 puntos arriba (80-76). Solo el empecinamiento de Roy, que anotó 2 triples en el último minuto, alargó la emoción.
Y llegó la jugada final, que acabó siendo la penúltima. Los locales dominaban 84-82 y el balón era para los visitantes. McMillan solicitó tiempo muerto y tiró de pizarra, pero la lectura hecha desde el otro banquillo por Scott fue sensacional. A Scott sólo le preocupaban 2 hombres, Roy y Rudy Fernández. Del primero se ocupó el entramado defensivo en general y del segundo James Posey en particular. Rudy se apostó, tal y como decía la jugada de McMillan, en una esquina, dispuesto a lanzar de 3, pero Posey se colocó a su lado como un perro de presa y cerró cualquier posiblidad de que recibiera el balón. Y el ataque de Portland se ahogó de manera inmediata y con él todas las posiblidades de llevarse el partido.
El encuentro constituyó otro golpe de confianza para el base español Sergio Rodríguez, que aprovechó de forma sensacional los problemas de faltas que arrastró durante el partido el armador titular Steve Blake.
Rodríguez jugó 24 minutos, muchísimo más de lo habitual, y desarrolló en la pista como nadie la filosofía McMillan sin perder su chispa. Su único lunar fue la escasa determinación que tuvo de cara al aro –anotó 2 puntos-. Por lo demás estuvo más que convincente: repartió 7 asistencias y no perdió ni un solo balón, atrapó 3 rebotes y robó 1 bola.
A su lado, Rudy Fernández brilló menos de lo habitual, sobre todo porque apenas tocó el balón en los momentos cruciales. Aún así acabó con 10 puntos y 2 asistencias en 29 minutos en los que anotó 2 triples de 4 intentos.
Pero la mejor noticia para los Blazers, además de la mejora de Sergio Rodríguez, fue el gran rendimiento de Greg Oden, un jugador que por momentos se adueño de la zona y empequeñeció a Tyson Chandler. Oden acabó con 11 puntos, 11 rebotes y 4 tapones, y empezó a mostrar sus poderes.
Sin embargo, los que lideraron a Portland fueron los de siempre. Roy –21 puntos y 6 asistencias- y Aldridge –15 puntos y 8 rebotes-, que firmó un gran tercer cuarto.
En los Hornets, Chris Paul aflojó su marcha trepidante que le había llevado a lograr una serie increíble de 7 partidos consecutivos anotando al menos 20 puntos y repartiendo al menos 10 asistencias. Un logro sideral.
Ante Portland estuvo más discreto: 17 puntos, 6 rebotes, 9 asistencias, 4 robos y ninguna pérdida. Ya quisieran todos esta discreción.
David West hizo 18 puntos, aunque sólo se apropió de 4 rebotes, y James Posey se fue hasta los 14 puntos, anotando, como ya hemos dicho, 2 triples vitales.
Partidos sin jugadores hispanos
Otros 2 partidos de la noche nos llevaron a Charlotte, donde los Bobcats derrotaron 104-96 a unos capidisminuidos Jazz, y a Indiana, donde Philadelphia se impuso ‘in extremis’ tras ir perdiendo por 26 puntos.
Charlotte ganó a Utah aprovechando que los Jazz se presentaron en el Time Warner Cable sin Deron Williams, Mehmet Okur y Andrei Kirilenko.
Ante tal plaga de ausencias de nivel, el novato Kosta Koufos tuvo que se titular, y no lo hizo mal.
En los locales sobresalieron Felton –23 puntos y 6 asistencias- y Wallace –22 unidades y 9 rebotes-. Y fue una nota de esperanza el buen partido de Morrison y el ligero despegue experimentado en el juego de May.
Mientras, el mejor de Utah fue Carlos Boozer con 26 puntos y 15 rebotes.
Y en Indiana, los Pacers lograron un parcial de 38-13 en el primer cuarto, llegaron a tener una ventaja de 26 puntos en el luminoso y terminaron perdiendo por 2 puntos una vez que su jugador Daniels fallara el triple decisivo que les hubiera otorgado el triunfo.
Thaddeus Young –25 puntos y 10 rebotes- y Andre Miller –19 puntos- fueron los mejores de los Sixers, con un gran Brand en los tableros. Y Granger (18 puntos) y Daniels (17 y 10 rebotes) destacaron en Indiana.