Vía libre a la marcha de los Sonics a Oklahoma
La ciudad llega a un acuerdo con el equipo para que se pueda marchar a cambio de una indemnización
El nombre del equipo y sus colores y logos no viajarán a Oklahoma con la franquicia
No hubo que esperar a la resolución judicial. Un acuerdo de última hora entre los propietarios de los Sonics y la ciudad de Seattle cierra la demanda que les enfrentaba y abre definitivamente la puerta de salida a la franquicia camino de su nuevo hogar en Oklahoma. Eso sí, el nombre del equipo, sus colores y su logo quedarán en propiedad de la ciudad, es decir, el equipo que juegue en Oklahoma City no será ya nunca más los Supersonics.
Así lo anunciaba ayer en una comparecencia ante la prensa el alcalde de Seattle, Greg Nickels. La franquicia dirigida por Clay Bennett deberá pagar a la ciudad 45 millones de dólares (19 más de los ofrecidos en febrero) por romper el contrato que les obligaba a jugar en el Key Arena los dos próximos años y se compromete a abonar 30 millones más si la ciudad no consigue tener un nuevo equipo en la NBA en los próximos cinco años, aunque este último pago está condicionado al hecho de que la ciudad haga lo necesario para tener una cancha que cumpla con todos los requisitos necesarios antes del final del próximo año. Para cumplir este requisito, las autoridades ya se han puesto en marcha con el fin de promover la aprobación de un impuesto especial que permita sufragar una profunda reforma de la que hasta ahora venía siendo la sede de los Sonics.
El acuerdo entre la ciudad y la franquicia cierra el largo enfrentamiento entre ambas partes pero los propietarios de la franquicia aún tienen abierto otro frente al que la paz no ha llegado. La demanda presentada por el antiguo propietario de los Sonics, Howard Schultz, presidente ejecutivo de la cadena de cafetería Starbucks, con la finalidad de recuperar la propiedad de la franquicia, tras acusar de mala fe a los actuales dueños en el proceso de compra, sigue su curso, aunque está por ver si después del acuerdo alcanzado entre la franquicia y la ciudad opta por retirarla o no.
En ese sentido, la cabeza visible de los hasta ahora Seattle Supersonics, Clay Bennet, fue contundente: “Está claro que la demanda de Schultz está ahí. Creemos que no tiene base alguna ni fundamento y la combatiremos con todas nuestras fuerzas”, declaró Bennett tras mostrar su alegría por el acuerdo alcanzado en su enfrentamiento judicial con la ciudad de Seattle y anunciar que de inmediato se iniciaría el proceso de traslado de la franquicia a su nueva sede.
Satisfacción de David Stern
En el acuerdo alcanzado ha tenido mucho que ver la propia NBA, que ha mediado entre ambas partes y por qué no decirlo, presionado fuertemente a las autoridades de Seattle para que no entorpecieran la marcha del equipo, aprobada en su día por la comisión ejecutiva de la liga. Tras el compromiso firmado, la propia liga ha dado plenas garantías a la ciudad de Seattle, siempre que lleve a cabo las reformas requeridas en el Key Arena, a la hora de tener preferencia en la asignación de nuevas franquicias, si las hubiera.
La liga lo ha dejado claro en un comunicado emitido tras anunciarse el acuerdo entre la ciudad y la franquicia y en el cual el comisionado de la liga, David Stern, muestra su satisfacción por el acuerdo alcanzado y se deshace en elogios hacia la ciudad del estado de Washington afirmando que “la NBA sigue considerando a Seattle una ciudad NBA de primera clase capaz de servir de sede para otro equipo de la NBA” y declarando que “si en un futuro surge la oportunidad de ubicar un equipo de la NBA en Seattle, apoyaremos que el equipo juegue sus partidos como local en un reformado Key Arena, si así lo desea”, eso sí, siempre y cuando se ejecute la inversión de 300 millones de dólares necesaria para dicha reforma.
De igual manera asegura que mantendrá informados a la ciudad y a los grupos inversores locales de cualquier oportunidad que surja de venta, reubicación o expansión de una franquicia en los próximos 5 años y hace especial mención a SCI (Seattle Center Investors), el grupo de inversores locales liderados por el presidente de Microsoft, Steve Ballmer, a quien Stern agradece el interés mostrado por mantener o en su caso devolver el baloncesto a la ciudad de Seattle.
Kevin Durant y los suyos estarán por lo tanto el año que viene muy lejos de la que ha sido su sede este año. Jugarán en otra cancha, con otros colores y bajo otro nombre aun por decidir. Ya no serán los Sonics, cuya muerte certifica el acuerdo alcanzado ayer, pero cuyos seguidores más acérrimos podrán seguir aferrados a la esperanza de una pronta resurrección.