La presencia de Jack Nicholson no fue suficiente. Tampoco la excelente trayectoria de Lakers como local, con un 9-0 desde el 26 de marzo. Primera experiencia de Lakers en casa en unas finales de conferencia desde 2010, una primera experiencia que Denver Nuggets se encargó de arruinar.
Jamal Murray y Nikola Jokic son hoy por hoy una pareja inexpugnable para estos Lakers. El primero completó una primera parte impresionante y el segundo mandó de un modo sabio y elegante en el decisivo último cuarto. Pero Denver fue algo más que sus líderes: un equipo que supo definir, una escuadra que defendió en el momento de la verdad, un ataque que se extendió también a Kentavious Caldwell-Pope, Bruce Brown y Michael Porter Jr., un grupo que ejerció como colectivo sin fisuras.
Ganó Denver 108-119 para ponerse 3-0 y situarse al borde de las primeras Finales de su historia, un 3-0 que nunca ha tenido respuesta en la NBA: 149 veces se registró un 3-0 en playoffs y un 149-0 para los equipos que iban ganando 3-0. A Lakers le queda por delante algo más que un milagro. En realidad, ahora solo le queda perder estas Finales del Oeste con la mayor dignidad posible.
El partido estuvo igualado hasta que Nikola Jokic lo tomó por los cuernos y lo domó a su antojo en la recta final, subiendo la bola, marcando el tempo de juego, dominando la cancha, haciendo jugar a sus compañeros, anotando 15 puntos en el cuarto final y siendo la referencia absoluta del ataque de Nuggets en el que a la mayoría de los jugadores se les achica el cuerpo.
Fruto de ese dominio de Jokic surgió la ruptura en el marcador. Un parcial de 0-13 quebró la resistencia de los Lakers, un 0-13 por el que el marcador pasó de 94-93 a 94-106 a falta de 4:50.
De la desesperación de Lakers dio buena cuenta el propio Darvin Ham pidiendo a 3:48 del final la revisión de una jugada que había sido una falta clarísima de Dennis Schröder sobre Jokic. No tuvo éxito. Y los Lakers se deslizaron sin remisión hasta la derrota. Un triple de Michael Porter Jr. tras asistencia de Jokic puso el 103-117 en el marcador a 1:06 de la conclusión. Era la máxima ventaja de Denver en el partido y el paso previo a la rendición definitiva del equipo local.
Los Nuggets, que solo perdieron 5 balones en todo el partido y que fueron un equipo muy solvente desde el triple, tuvieron a Murray con 37 puntos, 7 rebotes y 6 asistencias, un Murray que anotó 30 puntos en un primoroso primer tiempo y 7 en el cuarto final. Mientras, Jokic terminó con 24 puntos y 8 asistencias, sumando 15 en el definitivo último cuarto.
Murray y Jokic parecieron continuar en el primer cuarto los pasos dados en el último cuarto del segundo partido de la serie. Murray metió 23 puntos en el cuarto cuarto de aquel partido y encestó 17 en el primero de este; Jokic no anotó en el cuarto final del segundo juego y tampoco anotó en el primer cuarto de este tercero.
Pero Denver fue mucho más que sus dos indiscutibles líderes. El ex Laker Kentavious Caldwell-Pope hizo 17 puntos (12 tras el descanso), Bruce Brown sumó 15 tantos y 5 asistencias y Michael Porter Jr. se fue a 14 puntos, 10 rebotes y 6 asistencias.
Lakers cayó en casa en el momento más inoportuno. No perdía desde finales de marzo en el Crypto.com Arena y no cedía 3 partidos seguidos desde el mes de febrero.
De nuevo tuvieron los angelinos los tres jugadores de siempre en la ofensiva: Anthony Davis (28 puntos y 18 rebotes), LeBron James (23 puntos y 12 asistencias jugando tocado por un problema en un tobillo) y Austin Reaves (23 puntos, 7 rebotes, 5 asistencias y un 70% en el tiro). Si bien Davis se apagó en el cuarto final al solo sumar 2 puntos y 2 rebotes, contrastando su desaparición con el momento estelar de Jokic.
Del resto, solo destacar los buenos minutos de Rui Hachimura y la labor defensiva de Dennis Schröder en fases de la segunda parte sobre Murray.
Pero Lakers volvió a tener un agujero ofensivo de primer nivel en las manos del propio Schröder -5 puntos- y de D'Angelo Russell -3 puntos con 1 de 8 en el tiro-.
Lo de Russell sigue siendo especialmente punzante. Su participación bajó hasta los 20 minutos, algo normal viendo su penoso rendimiento en toda la serie contra Denver, y en los playoffs en general. De nuevo Russell está dando la razón a todos los que ven en él un jugador muy limitado cuando se ventilan grandes cosas en la cancha. Ni está ni se le espera.
Lakers encajó 35 puntos en el cuarto final ante el equipo de Michael Malone, y eso en un partido igualado en unas finales de conferencia es como firmar tu sentencia de muerte. Y eso es lo que pesa ahora mismo sobre Lakers con este 3-0: una sentencia de muerte que en cualquier momento puede ser ejecutada.