Phoenix Suns reaccionó a tiempo para ganar a Clippers 123-109 sacando a relucir su poderosa ofensiva con un Devin Booker desatado que se fue a los 38 puntos. Los Suns igualan la serie 1-1 y, de paso, Chris Paul y Kevin Durant dan esquinazo a sus particulares fantasmas.
Chris Paul llevaba 13 partidos seguidos de postemporada perdiendo cuando le arbitraba Scott Foster, que era uno de los tres colegiados de esta noche, y Kevin Durant sumaba ya 7 derrotas consecutivas en playoffs. De un plumazo esas cifras se desvanecen a ojos de esas rachas buenas y malas que tanto gustan en Estados Unidos.
Lo cierto es que Phoenix venía de ceder en el primer partido ante Clippers e iba perdiendo por 12 puntos en casa cuando se jugaba el segundo cuarto del partido, de modo que algunos barruntaban ya un futuro incierto y otros directamente presagiaban una debacle que nunca llegó.
Capital para el sentir competitivo de los Suns su reacción en el segundo cuarto, cuando de perder por 12 se presentó en el descanso con marcador de 59-59 tras un triple de Devin Booker anotado en el último segundo.
Fue ya a partir del tercer cuarto cuando Phoenix insistió con su ataque y empezó a marcar las diferencias, llevando en todo momento la batuta en el juego y el marcador.
Devin Booker se marcó un tercer cuarto espléndido (18 puntos) y Phoenix se mantuvo al frente, aunque al final del cuarto solo se fue con un colchón de 5 puntos (92-87), lo que resultaba llamativo teniendo en cuenta que el equipo local llevaba por entonces un 60,7% de acierto en el tiro de campo.
Y en el último acto se vio que la ofensiva local no decaía, un ataque demoledor que facturó 99 puntos en los tres últimos cuartos con un quinteto titular sin fisuras.
Excelente circulación de balón de Phoenix, buscando casi siempre el tiro más adecuado, y llegado el momento de la verdad sobredosis positiva de Chris Paul, que en un abrir y cerrar de ojos anotó un par de canastas, interceptó un pase de Russell Westbrook y asistió para la anotación de Ayton, una secuencia de aciertos en los dos lados de la cancha que llevó el marcador hasta el 121-109 faltando 2 minutos exactos para el final. Y ahí se acabó todo.
Poco después, a 58 segundos de la conclusión, Tyronn Lue claudicó definitivamente, desistió de intentar una remontada imposible y arrojó la toalla.
Y con un 64-50 en la segunda mitad Phoenix dio un pequeño golpe en la mesa para reivindicar su condición de aspirante al título.
Booker acabó con 38 puntos, 9 asistencias y 14 de 22 en campo, Kevin Durant firmó 25 puntos, 6 rebotes y 5 asistencias, Torrey Craig se marcó un señor partido teniendo tiempo para hacer 17 puntos, con 5 de 8 en triples, a pesar de tener que dedicarse a tiempo casi completo a la defensa, bailando generalmente con la más fea, Kawhi Leonard, Chris Paul llegó a 16 puntos y 8 asistencias tras su gran final y Deandre Ayton logró 14 puntos y 13 rebotes con un 70% en el tiro.
Lo dicho, unos titulares hiperproductivos, que constrastan, eso sí, con una falta evidente de profundidad de plantilla. Ahora mismo Monty Williams ya está exprimiendo a sus estrellas, y los playoffs no han hecho nada más que comenzar.
El equipo local metió el 58,8% de sus tiros, ganando por 14 puntos a pesar de disponer de la mitad de tiros libres que su rival.
Clippers tuvo a dos hombres muy por encima del resto.
Uno fue Kawhi Leonard, que es un animal competitivo de primer nivel que en los playoffs está en su salsa. Hizo 31 puntos, 8 rebotes y 7 asistencias.
El otro fue Russell Westbrook, que anda con una motivación extra. Hoy no solo defendió con vehemencia y buen sentido -tremendo el tapón que le puso a Durant-, sino que también se marcó una ofensiva de lujo con 28 puntos, 5 rebotes, 5 asistencias, notables porcentajes de campo y de 3 y un perfecto 8 de 8 en libres. Partidazo el suyo.
Pero detrás de ellos dos hubo un gran vacío, con algunos jugadores aportando, pero no brillando. Eric Gordon, Norman Powell y Terance Mann llegaron a los dobles dígitos anotadores, pero por los pelos, y gracias.
La serie queda 1-1, una eliminatoria esta que promete grandes momentos, porque estamos ante dos grandes equipos.