Otra noche histórica en esta temporada 2022-2023. Esta vez de la mano de un desatado Donovan Mitchell, que con 71 puntos batió el récord anotador de la historia de los Cavaliers y consiguió la octava mayor anotación de todos los tiempos en la NBA. Solo 12 jugadores han sido capaces de meter 70 puntos en un partido.
Noche apoteósica de Mitchell, apoteósica hasta decir basta, noche mastodóntica en cifras a pesar de empezar muy suavemente, anotando solo 5 puntos en el primer cuarto, para irse calentando: 11 en el segundo, 24 en el tercero, 18 en el cuarto (sí, 42 puntos en la segunda mitad) y 13 en la prórroga (55 puntos, por lo tanto, tras el descanso). Una proeza impresionante que sirvió para que su equipo ganara 145-134 a los Bulls tras remontar 21 puntos de desventaja.
Además, esos 71 puntos siguieron un camino paralelo a lo hecho esta misma temporada por Luka Doncic, que tenía el récord anotador del curso con 60 puntos. Porque también Donovan Mitchell forzó la prórroga como lo hizo el esloveno. Con 128-130 en el marcador lanzó un libre con la intención de fallar, lo falló y el rebote entre un mar de brazos se lo quedó el mismo Mitchell para anotar a 3 segundos del final el 130-130 y llevar el partido al tiempo extra.
Ya en el tiempo extra, monólogo extraordinario del ex de Utah Jazz anotando 13 puntos por solo 4 todo el equipo de Chicago. No hubo historia alguna en la prórroga, salvo la locura instalada en la grada y en la banda de los Cavaliers, donde los Garland, Love, Mobley, Rubio y compañía celebraban con alboroto el logro inmenso de su compañero, al que bañaron en agua y con el que la plantilla en activo se fotografió en la pìsta tras el final del juego.
Mitchell finalizó con 71 puntos, 11 asistencias -igualando su mejor marca-, 8 rebotes, una serie de 22 de 34 en el tiro de campo con 7 triples anotados y un 20 de 25 en libres.
El récord de anotación contra los Bulls lo tenía Wilt Chamberlain con 68 puntos. Hoy ha sido batido. El récord de la franquicia de LeBron James y Kyrie Irving (57 puntos ambos) ha sido pulverizado. Nadie anotaba tantos puntos en una pista desde que Kobe Bryant hiciera 81 en el año 2006.
Venía Mitchell de algunos partidos discretos, pero hoy la rompió hasta límites siderales. Que el escolta de Cleveland estaba en estado de gracia se comprobó por completo cuando jugándose la prórroga se solicitó un tiempo muerto a 2:52 del final y el bueno de Mitchell, con el juego ya parado, lanzó con desgana un tiro lejano de 3 mientras se iba a la banda y lo encestó limpio.
La actuación magistral de la estrella local, en unos Cavaliers sin Darius Garland y Evan Mobley, dejó empequeñecida la ofrecida por el visitante DeMar DeRozan, que terminó con 44 puntos y 4 robos de balón.
Cleveland había perdido 47-65 en la primera parte, pero es que la segunda mitad, impulsada por el estado de gracia de Mitchell, fue letal para unos Bulls bochornosos en defensa, que encajaron en la suma del tercer y cuarto cuartos nada menos que 83 puntos, para recibir además 15 en la prórroga.
Cavaliers, cuyo 24-14 contrasta con el decepcionante 16-21 de los Bulls en la clasificación, tuvo a Jarrett Allen con 21 puntos, 8 rebotes y 9 de 10 en el tiro de campo, a Cedi Osman con 19 puntos desde la segunda unidad y a Kevin Love con 12 puntos y 17 rebotes desde la titularidad antes de ser eliminado por faltas.
Chicago, mientras, además de DeRozan, tuvo a Zach LaVine con 26 puntos y a Nikola Vucevic con 20 puntos y 13 rebotes. Pero defendiendo así no se va a ninguna parte.
El naufragio de los Bulls tras el descanso es un nuevo ejemplo del mal momento de un equipo que no levanta cabeza. Llueve sobre mojado. La irregularidad de los de Billy Donovan resulta manifiesta.
Todo lo contrario que unos Cavs que nadan en felicidad deportiva. Y que tienen ya a su gran héroe con nombre y apellido: Donovan Mitchell.