La privilegiada mente de Nikola Jokic radiografió en unas décimas de segundo la cancha al completo y ejecutó la jugada perfecta para ganar el partido quedando menos de 15 segundos para el final. Pocos jugadores en el planeta con la clarividencia del serbio, que lideró el triunfo de Denver ante Warriors (123-128).
Con 121-124 en el marcador a Bones Hyland le brotó a borbotones la inexperiencia al intentar resolver de la peor manera posible una presión de dos a uno en la esquina de su canasta. Intentó el joven base sacarse la presión pasando la bola a Jokic, que estaba bajo su propia canasta, pero terminó dando una 'asistencia' a Jordan Poole, que anotó el 123-124 a 14,7 segundos del final. Entonces, en el fragor de la batalla y a un porrón de pulsaciones por minuto, Jokic supo lo que iba a hacer y lo ejecutó con una frialdad pasmosa. A sabiendas de que algún jugador de su equipo tenía que estar forzosamente sin marca, levantó la vista, sacó desde el fondo de su canasta a toda prisa y, con un pase de muchos metros, asistió para el mate de Bruce Brown, que puso el 123-126 con 13 segundos por jugar. Se había resuelto medio partido.
Precisamente, Nikola Jokic y Bruce Brown sostuvieron a los Nuggets en la recta final ante la resistencia numantina de unos Warriors que acertaron en esos momentos buena parte de los triples que habían fallado antes, una resistencia liderada por un excelente Stephen Curry.
Jokic firmó un triple-doble (26 puntos, 12 rebotes y 10 asistencias, con 11 de 11 en libres), a pesar de jugar con molestias físicas en una muñeca, y Denver ganó en la cancha de los defensores del título jugando sin Jamal Murray, pero teniendo a 7 jugadores en dobles dígitos anotadores y gozando de un final enorme de Bruce Brown, que hizo 9 puntos en los 2 minutos finales del juego para totalizar 20 en el partido.
Además, 17 puntos de Michael Porter Jr., otros 17 de Kentavious Caldwell-Pope y 14 más 5 asistencias de Hyland en 19 minutos.
Decisiva la superioridad de la segunda unidad de Denver sobre la suplencia de Golden State, que no tuvo un buen día en el triple, arrastró problemas en el rebote y cedió 30 puntos al rival a partir de sus muchas pérdidas, aunque más bolas extraviaron los Nuggets.
Espléndido el final del partido, en el que sucedieron muchísimas cosas, y gran parte de ellas preñadas de calidad. Como el 2+1 de Jokic ante Draymond Green tras una intimidación anterior defensiva de Green, la secuencia triple de Curry-mate de Jokic-triple de Curry, o la sucesión de buenas acciones de Brown en los momentos cruciales.
Antes, Denver había llegado a dominar el partido a su antojo, teniendo una máxima ventaja de 20 puntos en el segundo cuarto y yéndose al descanso con un potente 52-70 tras anotar casi el 60% de sus tiros y ver cómo los locales solo metían 5 triples de 22 intentos.
Warriors, que en el primer cuarto asistió todas sus canastas (13), tuvo a Curry con 34 puntos, a un gran Andrew Wiggins con 23 y 8 rebotes y a Klay Thompson (16 puntos en 24 minutos) y Draymond Green (13 anotados y 9 asistencias en 27) con tiempo restringido en cancha, y con Green finalmente eliminado por faltas. Mala noche de Jordan Poole, que solo despertó un pelín al final, cuando ya fue demasiado tarde.