El calvario de Lonzo Ball, un calvario parece no tener fin, se localiza en la rodilla izquierda, la rodilla que le ha tenido inactivo en los últimos 8 meses y que no le deja tranquilo. Porque Bulls anuncia que el jugador estará de baja entre 4 y 6 semanas más.
Ball jugó su último partido el 14 de enero. Tuvo una lesión en el menisco izquierdo, le operaron ese mismo mes y su equipo fijó una rehabilitación de entre 6 y 8 semanas, pero lo cierto es que han transcurrido ya 8 meses y sigue sin jugar.
Molestias y dolores constantes en la rodilla hicieron retrasar sus planes, unos problemas que se recrudecían cada vez que intentaba retomar la actividad. Se arruinó su temporada regular, se quedó sin playoffs y llegado el verano siguió arrastrando dolores que le inhabilitaron para regresar a las pistas.
Hoy miércoles el jugador se ha sometido a un desbridamiento artroscópico en la rodilla lesionada. El procedimiento se ha llevado en Los Ángeles, ciudad en la que ha estado recuperándose durante el período estival. La intervención consistía en extraer el tejido muerto para limpiar la zona afectada, con el fin de que Ball pueda volver al baloncesto en plenitud de facultades.
Esta es la tercera operación que sufre Ball en la rodilla izquierda (la primera tuvo lugar en 2018 cuando militaba en los Lakers), lo que torna preocupante su situación, dado que solo tiene 24 años.
Los plazos fijados implican el adiós de Ball a la pretemporada y la posibilidad de perderse el inicio de la temporada regular.