¿Alguien puede dudar de Stephen Curry a estas alturas? Para aquellos que aún lo hacen, dos tazas. La gran estrella de Warriors emergió en el momento en el que más lo necesitaba su equipo, anotó 43 puntos y lideró el triunfo de los suyos en Boston (97-107), un triunfo que coloca las Finales 2-2 y que hace que Golden State recupere el factor cancha, saliendo a flote en una situación complicada.
Tendremos, como mínimo, 6 partidos en estas Finales, y el gran 'culpable' de que eso sea así no es otro que el bueno de Curry.
Es cierto que ha habido otros factores también importantes: la mejora defensiva de Warriors, su radical cambio en el plano reboteador, su más adecuada definición del partido, los ajustes tácticos de Steve Kerr y su cuerpo técnico, la notabilísima actuación de Andrew Wiggins, los minutos en cancha de Kevon Looney, la pequeña resurrección de Draymond Green, el buen último cuarto de Klay Thompson... Pero todos ellos no hubieran hecho posible la victoria californiana a no ser por la extraordinaria actuación ofensiva de Curry.
Curry fue Curry en estado puro, el de las grandes ocasiones, ese jugador que bajo presión ajusta al alza su instinto depredador, ese tipo que te mata con una sonrisa desde la mayor de las naturalidades competitivas.
Terminó el base de los Warriors con 43 puntos, 10 rebotes, 4 asistencias, 7 triples y un porcentaje superior al 50% en el tiro de campo tras ejecutar 26 disparos. Metió 10 puntos en el último cuarto, siendo esencial en el parcial de 0-10 que llevó a los Warriors a ponerse 94-100 en el marcador a 1:42 del final. Porque esta vez no se precisó un parcial ciclópeo para romper el partido. En el régimen de igualdad en el que se movió la noche, ese 0-10 fue más que suficiente para desequilibrar el desenlace.
Acompañaron a Curry un gran Andrew Wiggins (17 puntos y 16 rebotes) y un Klay Thompson que hizo 18 puntos (8 en el cuarto final).
Jordan Poole estuvo productivo (14 puntos en 21 minutos), pero tuvo problemas de faltas, Draymond Green solo hizo 2 puntos con 1 de 7 en el tiro, pero se aplicó mejor en defensa, capturó 9 rebotes, dio 8 asisencias y robó 4 balones y los Warriors jugaron siempre mejor cuando estuvo Kevon Looney en pista, un Looney que partió como suplente esta vez, siendo titular Otto Porter Jr., que no aprovechó la oportunidad.
Otra vez no hubo emoción en las últimas jugadas del encuentro, pero a diferencia de anteriores choques el régimen de igualdad se prolongó durante casi toda la noche, tal y como desmuestran los 7 puntos que tuvo Boston como máxima ventaja en el partido y los 10 -justo coincidiendo con el final del juego- de los que dispuso Golden State.
Warriors, como siempre en estas Finales, funcionó bien el el tercer cuarto, aunque esta vez lo ganó con menos ventaja que en anteriores partidos. Los californianos han ganado los 4 terceros cuartos jugados hasta la fecha para un marcador total en ellos de 136-87. La gran diferencia es que esta vez el equipo de Kerr funcionó bien en el cuarto final evitando un 3-1 que hubiera sido prácticamente letal para sus intereses.
Boston se mostró siempre competitivo, pero le faltó ese toque ganador de otras noches, y que la rodilla de Robert Williams III hubiera aguantado en perfectas condiciones en la segunda parte, ya que en la primera la presencia de Time-Lord fue siempre sinónimo de superioridad de Boston.
También le faltó a Celtics la aportación de Jayson Tatum en el cuarto final, cuarto en el que el alero solo contribuyó con 3 puntos.
Boston perdió la batalla del rebote, no superó esta vez a Warriors en puntos anotados en la pintura y tuvo serias dificultades en ataque en la recta final del encuentro.
Nada que ver la defensa de Golden State con la del tercer juego. Los Celtics se sintieron bastante más incómodos en ataque, quedaron atrás las canastas fáciles en la pintura, Draymond Green y Klay Thompson subieron su nivel atrás y las ayudas funcionaron en esta ocasión.
En los Celtics, 23 puntos, 11 rebotes, 6 asistencias y 3 tapones de Jayson Tatum, que hizo 8 de 23 en el tiro y perdió 6 balones, bajando su rendimiento ofensivo en el cuarto final.
Jaylen Brown sumó 21 puntos, Marcus Smart hizo 18 y 4 robos, brillando especialmente en el tercer cuarto, y Derrick White se mostró de nuevo muy activo con 16 puntos -importante la aportación de White en estas Finales-.
El dominicano Al Horford no tuvo un partido especialmente brillante (8 puntos, 6 rebotes y 4 asistencias en 28 minutos).
En el lado negativo, el bajón físico de Robert Williams III tras el descanso por culpa de la rodilla (jugó esta vez 31 minutos) y los problemas de faltas de Grant Williams, que solo disputó 13 minutos.
Se le complican las cosas a Boston, que ve cómo pierde el terreno ganado. Su consuelo: estos Celtics son un equipo que juega muy bien fuera de casa.