Sixers se complica de mala manera la vida, pasando del apabullante 3-0 al intranquilizador 3-2, y vuelven algunos fantasmas a la mente de Doc Rivers, entrenador de Sixers que en el pasado perdió series que dominaba su equipo 3-1, pasando a la historia en sentido negativo por dicho motivo.
Esos viejos fantasmas se hacen nuevos, si bien esta vez el colchón de Rivers es tremendo, ya que nadie en la historia de la NBA ha quedado eliminado en una serie a 7 partidos ganando los 3 primeros.
Desde que Joel Embiid tiene dañado un dedo el equipo ha empezado a resquebrajarse perdiendo los dos últimos encuentros. Y la cosa empeora si James Harden lejos de dar un paso al frente dimite de sus funciones como líder.
Toronto fue un equipo con todas las letras que basó su éxito en la defensa, dejando en 88 puntos a Philadelphia con un final de 88-103.
Los problemas locales ya empezaron en el segundo cuarto tras anotar solo 14 puntos en 12 minutos. Y no se detuvieron nunca, ya que Sixers no fue capaz en ningún momento de dar signos de recuperación o capacidad alguna para remontar su mala situación.
Con un 51,2% en el tiro, solo 8 pérdidas y una defensa muy convincente, los visitantes consiguieron un triunfo holgado para llevar la serie a Toronto en un sexto partido que hace muy poco tiempo parecía impensable. Y jugando sin Fred VanVleet.
Pascal Siakam lideró a los suyos con 23 puntos, 10 rebotes y 7 asistencias, Precious Achiuwa añadió 17 puntos, 7 rebotes y 3 tapones, gran noche la suya, Gary Trent Jr. y OG Anunoby aportaron 16 puntos por cabeza y el novato Scottie Barnes brilló en la primera mitad.
Los Sixers, mal. Un equipo desconocido, lleno de dudas, sin capacidad para ofrecer su mejor cara.
Embiid se quedó en 20 puntos y 11 rebotes, en modo humano. Se le ven sus limitaciones por la lesión. Y Harden hizo 15 puntos y 7 asistencias, con 4 de 11 en el tiro, muy poca chicha a la hora de buscar convertirse en líder para suplir en dichas lides al diezmado Embiid.
Además, 16 puntos y 7 rebotes de Tobias Harris, 14 puntos con 4 triples de Danny Green y 12 unidades anotadas por un gris Tyrese Maxey.
La segunda unidad de Philadelphia poco o nada, más bien una ruina.
Y con todos estos ingredientes los Sixers empiezan a flaquear muy seriamente.