Fue larga la espera de los aficionados de Bulls para poblar las gradas del United Center en un partido de playoffs y fue monumental el chasco tras tan larga espera. Milwaukee Bucks dio un golpe sobre la mesa de la serie ganando por 30 puntos en Chicago sin Khris Middleton.
Todo lo que podía salir mal salió mal. Porque a la humillación deportiva se sumó el protagonismo en la misma del jugador más odiado por la afición de los Bulls, Grayson Allen, al que se unió en la fiesta un ex de Chicago Bobby Portis.
El primero, enfrentado a los abucheos de la grada tras lesionar en su día a Alex Caruso, se marcó un partidazo de primera, acabando con 22 puntos y 6 rebotes en 25 minutos de acción, metiendo 5 triples de 7 intentos y ejerciendo como pieza esencial en el despegue de los Bucks, un despegue que llegó por la vía rápida en el primer cuarto.
El segundo saltó a la pista con unas gafas protectoras a causa de la lesión en el ojo sufrida en el partido anterior en una jugada con Tristan Thompson, y sus nuevas gafas fueron unas gafas para la clarividencia, ya que hizo daño desde el principio del partido para acabar con 18 puntos, 16 rebotes y 4 triples.
Mientras, los dos integrantes sanos del big three de Bucks, Giannis Antetokounmpo y Jrue Holiday, cumplieron con sus cometidos sin ofrecer rendimientos sobresalientes en ataque, pero sí en defensa, donde se mostraron poderosos, siendo con ellos en pista cuando el equipo aplastó a Chicago hasta el 59-90 con el que se cerró el tercer cuarto merced a un triple sobre la bocina de Portis.
Además, la victoria apabullante de Milwaukee (81-111) contó con los 5 puntos y 6 rebotes firmados por Serge Ibaka en 9 minutos y con el debut como jugador de la NBA del argentino Luca Vildoza, que estuvo, como Ibaka, en minutos de juego intrascendentes que aprovechó bien. Feliz su estreno: 3 puntos, 3 asistencias y 2 robos en 8 minutos de juego.
Milwaukee había dejado serias dudas en los dos primeros partidos de la serie (1-1), jugados ambos como local, y todo hacía presumir que su situación se complicaría con la baja de Khris Middleton, pero lejos de las estimaciones iniciales los Bucks sacaron a relucir en este tercer juego el ADN ganador propio de un equipo campeón como contraposición a unos Bulls que dejaron ver su versión más mísera cuando las circunstancias eran las más propicias para poner contra las cuerdas a los defensores del título.
El triunfo visitante fue rápido y sencillo, una paliza sin contemplaciones ante un United Center que fue enmudeciendo según su equipo se venía abajo de forma incomprensible desde el primer momento.
Los Bucks ya llegaron a tener 18 puntos de ventaja en un primer cuarto que acabó 17-33 tras un despegue en el marcador que fue impulsado por 3 triples de Grayson Allen.
Jugándose ya el segundo cuarto, Milwaukee alcanzó los 20 puntos de ventaja, instantes después pasó a doblar a su rival (22-44) y un momento más tarde se ponía 24 arriba (22-46) con un canastón de Allen que culminaba un parcial de 0-13. Desde entonces ya no hubo partido.
Al descanso, 41-60 con Allen, Holiday, Portis y Antetokounmpo exhibiendo ya dobles dígitos anotadores. Y al final del tercer cuarto, un tremendo 59-90 para no dejar ninguna duda sobre el dueño del partido. El 81-111 final permite a Milwaukee adelantarse 2-1 en la serie recuperando el factor cancha.
Chicago fue un horror en ataque y en defensa, una pesadilla generalizada para su propia afición. Los de Donovan no llegaron al 40% de acierto en el tiro y su trío estelar apenas sumó 45 puntos, con Nikola Vucevic como único jugador algo salvable en ataque con 19 puntos. Zach LaVine metió 15 y DeMar DeRozan cayó desde los 41 del segundo encuentro a los 11 de hoy, una caída en picado.
Solo salvar la primera parte de Alex Caruso, a la par que lamentar el 0 de 9 en el tiro de Patrick Williams en una noche en la que su equipo se borró del juego a las primeras de cambio ante un contrincante inmensamente superior.