Ganar holgadamente a los vigentes campeones sin Draymond Green y con Stephen Curry metiendo 8 puntos tras tirar solo 7 veces a canasta. No puede haber mejores noticias para Golden State, porque una victoria así en ese marco competitivo habla muy bien del valor de Golden State como equipo y de todos los recursos que tiene Steve Kerr a su cargo.
Fue la noche de Klay Thompson, como si la pesadilla nunca hubiera existido. Thompson sigue dando pasos de gigante en su reinserción total como jugador All-Star. El escolta ha tenido hoy su mejor noche de la temporada, contribuyendo de forma esencial a un brillante triunfo de Warriors sobre Bucks.
Warriors rompió la excelente racha de Milwaukee -6 victorias consecutivas con un gran juego- a partir de la noche feliz de dos jugadores enrachados en el tiro: Klay Thompson y Jordan Poole (esta vez titular). El primero entró en dinámica divina en el segundo cuarto, el segundo le tomó el relevo en un tercer cuarto diabólico y el primero retomó el reto con un fantástico inicio de último cuarto. Sus rachas, cada una en su momento, tumbaron unos Bucks superados en defensa.
Klay tenía motivos para sonreír de oreja a oreja al final del partido. Sus números hablaban de un modo locuaz: 38 puntos, 6 rebotes, 5 asistencias, 15 de 24 en el tiro de campo, 8 triples convertidos y un +27 para su equipo en los 34 minutos que estuvo en cancha. No conseguía una victoria haciendo al menos 35 puntos, 5 rebotes y 5 asistencias desde enero de 2016. Y los números de esta temporada hablan de su importancia: 7-0 para Warriors cuando Thompson ha pasado de los 20 puntos.
Poole, mientras, tuvo la mano tonta. Se fue a 30 puntos con excelentes porcentajes de tiro, capturó 6 rebotes, dio 5 asistencias, enchufó 5 triples y se ensañó con el equipo de su ciudad natal.
Como jugadores que también aportaron lo suyo: Andrew Wiggins (21 puntos) y el joven Jonathan Kuminga (14 tantos y 11 rebotes), una joya por pulir que hace salivar ya desde su mundo rookie a todos los aficionados de Warriors.
El mexicano Juan Toscano-Anderson jugó 3 minutos sin trascendencia.
Golden State (46-22) puso la directa en el campo ofensivo metiendo 75 puntos entre el segundo y el tercer cuarto para llegar con un holgado 103-84 al inicio del último cuarto, que careció de suspense.
Superioridad manifiesta del equipo de Steve Kerr a partir del segundo cuarto, cuando Klay Thompson explotó en la ofensiva. Dominio absoluto de los tableros de la escuadra local durante todo el partido, terminando el tercer cuarto doblando al rival en el número de rebotes (47-23) y muy buen trabajo defensivo de estos Warriors que siguen mostrando su buena cara en una temporada excelente.
Los Bucks solo perdieron 4 balones en todo el partido (¡solo una pérdida en los tres primeros cuartos!). Esa fue su mejor faceta del juego. Las peores: su defensa y, especialmente, el ya mencionado trabajo en los tableros.
Giannis Antetokounmpo, el mejor visitante, sumó 31 puntos y 8 rebotes, yendo 18 veces a la línea de libres, Khris Middleton acabó con 18 tantos en una mala noche en el tiro y Serge Ibaka volvió a ofrecer un muy buen rendimiento con 15 puntos y 6 rebotes en 17 minutos a pesar de sufrir en la primera parte una laceración junto al ojo derecho que obligó a darle algunos puntos de sutura.
Mientras, el juego ofensivo de Jrue Holiday fue a menos, aunque hay que decir que su partido en defensa fue excelente. Desangelado partido de Bobby Portis y lesión en apariencia grave de DeAndre' Bembry intentando taponer un triple de Poole en el tercer cuarto. Mal apoyo que le llevó contra la primera fila de espectadores y que le obligó a irse a los vestuarios con una lesión de rodilla que está pendiente de un examen más riguroso.
No fue, desde luego, la noche de Milwaukee, y buena parte de culpa es que tuvo delante a unos Warriors en estado de gracia.