Lakers riza el rizo empeñado cada noche en su autodestrucción. Cuando parece que el equipo de Frank Vogel ha tocado fondo, el suelo se abre y sigue cayendo. Y el pozo parece por momentos infinito. Un ridículo sobre otro ridículo: el peor equipo del Oeste también derrotó a los angelinos.
Houston Rockets llegaba al partido con 16 victorias y sumando solo un triunfo en sus anteriores 14 partidos, pero está claro que Lakers va repartiendo felicidad allá por donde pasa. No en vano, encadena ya el equipo californiano 9 derrotas seguidas como visitante. Todo un dato.
El escarnio ha sido doble, porque han sido 3 jugadores novatos los que se han cargado al experimentado equipo angelino, aunque lo cierto es que Lakers se ha autolesionado de nuevo con su actitud poco competitiva y su completa dejadez de funciones en defensa, el gran mal que atraviesa al equipo desde el principio de temporada y que parece tener poca solución.
Jalen Green, Alperen Sengun y Josh Christopher vivieron su particular fiesta iniciática. Los tres rookies jugaron a gran nivel y se lo pasaron en grande. El número 2 del último draft batió su récord anotador en la NBA con 32 puntos, ¡anotando 10 en la prórroga!, el joven turco hizo su mejor partido con 21 puntos y 14 rebotes y Christopher sumó otros 21 jugando solo 22 minutos.
Se unieron a esa fiesta también Kenyon Martin Jr. (17 puntos y 11 rebotes), Eric Gordon (15 tantos), un Kevin Porter Jr. que se acercó al triple-doble e incluso el ex Laker Dennis Schröder, que venía de perderse 4 partidos y que vaga sin pena ni gloria por el 'infierno' texano.
Y los Rockets sin dos de sus habituales titulares en la temporada, Christian Wood y Jae'Sean Tate.
El partido terminó en sus 48 minutos reglamentarios 120-120 tras comerse los árbitros una clara falta de Russell Westbrook, el mejor de lejos de Lakers en el partido, a Jalen Green y tras decidir los árbitros, vía revisión de vídeo, que una dudosa jugada entre esos dos mismos jugadores era balón para Lakers. Esa doble circunstancia dio la oportunidad de ganar a Lakers, pero el tiro de Carmelo Anthony no entró y dio paso a la prórroga.
Lo del tiempo extra fue el desastre definitivo para Lakers. Parcial de 13-0 para Houston que quedó en 10-0 porque un triple no subió finalmente al marcador. Ese 10-0 rompió a unos Lakers que encajaron 19 puntos en los 5 minutos de la definición, con Jalen Green metiendo en la prórroga tantos puntos, 10, como todo el equipo visitante.
Fue el final de la prórroga una feria de intercambio de canastas que no favorecía en nada a Lakers, con Houston poniendo el aplomo (un par de triples apurando la posesión) del que careció el veterano equipo de Los Ángeles.
Westbrook fue lo único verdaderamente salvable de Lakers: 30 puntos, 8 rebotes, 6 asistencias, por encima del 50% en el tiro, muy bien en los libres y solo 2 pérdidas de balón. Pero más allá de sus números, lo verdaderamente reseñable de Russ fue el empeño que puso en la pista, un signo de orgullo del que carecieron otros compañeros.
LeBron James no había jugado el anterior partido y en su reincorporación tras su brutal actuación de 56 puntos... hizo un Westbrook. Es decir, firmó un triple-doble con muchas lagunas. Sumó el de Akron 23 puntos, 14 rebotes, 12 asistencias y 4 tapones para completar su quinto triple-doble del curso, pero se fue a 9 de 26 en el tiro de campo (con 1 de 9 desde el triple), además de perder 5 balones. A todo ello añadió su nulo compromiso defensivo y el -17 que su equipo hizo con él en pista.
Más allá de Westbrook y James, 20 puntos de Malik Monk, 17 de Austin Reaves y 16 de D.J. Augustin. Pero, vamos, el problema de Lakers no fue su mirada al aro contrario, sino su indigencia defensiva.
La situación de Lakers se torna cada vez más complicada. El equipo está ya en marca de 28 victorias y 37 derrotas, un viaje lisérgico hacia la nada, si se compara con los pronósticos antes de empezar la temporada. Menos mal para Lakers que juega en el Oeste.