Philadelphia 76ers no tuvo problema alguno a la hora de doblegar 105-87 a unos Lakers que sin el concurso de LeBron James se mostraron como un equipo bastante lineal y poco competitivo. Ni siquiera el muy buen partido de Anthony Davis sacó a los angelinos de la línea anodina de juego que mostraron en Filadelfia.
Joel Embiid no tuvo un día súper, pero eso no quiere decir que no resultara clave en el triunfo. El camerunés sumó 26 puntos, 9 rebotes y 7 asistencias. Eso sí, volvió a dejarse llevar de forma descarada en la primera parte en el terreno defensivo, una primera mitad en la que Anthony Davis le hizo un auténtico roto, como días atrás le hicieron rotos de gran calibre en sendas primeras partes jugadores como Mo Bamba y Willy Hernangómez.
Embiid tuvo como gran compañero de viaje a Tobias Harris (23 puntos con 10 de 15 en el tiro), y contó también con la ayuda inestimable del joven Tyrese Maxey. Excelente la temporada del base, que hoy ha hecho 14 puntos, 10 asistencias y 7 rebotes, como notable la evolución de Harris en la campaña. El trío local llevó la manija de su equipo y del partido.
A todos ellos añadir los 14 puntos de un Georges Niang acertado desde el triple, y la recuperación para la causa de Danny Green, que venía de perderse algunos partidos.
Los Sixers, un equipo en franca progresión a lo largo de la temporada y que lleva ya un tiempo en un estado excelente, dominaron a los Lakers de principio a fin, imponiendo su ley desde el primer cuarto (32-22), no bajando la guardia nunca y asestando un golpe prácticamente mortal a su rival en el tercer acto, que cerraron con 20 de ventaja (88-68)
Los de Doc Rivers, con marca ya de 29-19, llegaron al final de ese tercer cuarto con Embiid, Harris y Maxey dominando la situación, sin olvidar el buen apoyo de Niang. Lo hicieron tirando bien de 3, defendiendo a buen nivel y dejando que Lakers fuera quedando atrapado en sus propias redes, que no fueron otras que su discutible configuración de la plantilla desde los despachos y la baja de LeBron.
Al final del tercer cuarto Lakers llevaba más perdidas de balón, 15, que asistencias, 14, y su buena labor en los tableros no podía compensar el agujero que suponía para los californianos su muy deficitario ejercicio desde el triple, con 3 anotados de 18 intentados en los primeros 36 minutos.
El último cuarto ofreció poco juego. Marcador estancado, guarismos bajos, control total de Sixers y como acto más llamativo, la expulsión de un aficionado tras dirigirse con muy malos términos a Carmelo Anthony, que después del partido no reveló el cariz de las palabras de los espectadores, pero sí dijo que fueron "inaceptables".
También bastante inaceptable el juego ramplón de los Lakers, con Anthony Davis navegando en solitario en el universo de la brillantez con 31 puntos, 12 rebotes, 4 tapones y 14 de 21 en el tiro de campo.
El resto, mal. Algunos apuntes de Russell Westbrook, irregular, tímido por momentos, errático otros... para 20 puntos con muy buenos porcentajes de tiro, pero 6 balones perdidos. Nadie más echó una mano a Davis. Monk llegó a la decena anotadora con un paupérrimo 3 de 13 en el tiro, y el resto ni siquiera eso.
Normal que se notara la baja de James, un jugador que acumula 18 partidos seguidos aportando a los suyos 25 o más puntos por noche, un jugador que es hoy por hoy el segundo anotador de la liga esta temporada. Pero lo cierto es que solo Davis dio un paso al frente para intentar compensar la baja de James.
Estos Lakers siguen sin mostrar una línea regular de juego que pueda esperanzar a sus aficionados. A estas alturas de la temporada el equipo de Frank Vogel está por debajo del 50% de triunfos, con marca de 24-25, y eso resulta poco llevadero para una franquicia del calibre de la angelina.