Imparables. Ni siquiera la visita a la cancha del equipo que lidera el Este ha sido un escollo para estos Suns que no paran de ganar partidos. Ni siquiera ha sido tampoco un obstáculo el hecho de que Phoenix jugara su segundo partido del back-to-back neoyorquino (en 24 horas como visitante ante Knicks y Nets). Ni tampoco la circunstancia de que este haya sido el cuarto encuentro seguido como visitante de unos Suns que concluyen su gira con un perfecto 4-0.
Dominio total de la situación del equipo de Arizona en el Barclays Center para ganar 107-113 a los Nets y acumular ya 16 victorias consecutivas.
Phoenix está a una victoria de igualar la mejor racha triunfal de la historia de la franquicia, que data de la temporada 2006-2007. Descansará ahora el domingo y el lunes, y el martes llegará esa oportunidad en un auténtico duelo estelar: Suns-Warriors. Es decir, los dos mejores equipos del Oeste y las dos mejores marcas actuales en la NBA.
El éxito de estos Suns radica en algo tan simple como que juegan muy bien al baloncesto. Algo tan simple y a la vez tan complejo. Este equipo hace fácil lo difícil, forma un grupo perfectamente engrasado, defiende a gran nivel, posee calidad ofensiva y tiene ya interiorizados una serie de patrones y mecánicas, una serie de automatismos que le hacen hoy por hoy uno de los equipos más equipos de la NBA, y esta escuadra con aroma grupal sigue superando rivales y sigue ahogando desprecios, ninguneos inadmisibles hacia la plantilla que fue finalista de la NBA hace tan solo unos meses.
Ante los Nets, todo lo mejor de Suns salió a relucir. El resultado del partido no refleja para nada la total superioridad de Phoenix sobre Brooklyn en el partido. Los Suns salieron como un tiro con un Devin Booker caliente, se pusieron 17-32 ya en el primer cuarto y no abandonaron el dominio del marcador en todo el partido, llegando a tener 20 puntos de ventaja en un momento dado del segundo cuarto (31-51), otra vez 20 en la recta final del tercero (70-90) y 22 como máxima ventaja (75-97) a 10:35 del final del encuentro.
Fue en esos últimos minutos del partido cuando Brooklyn apretó auspiciado por el esfuerzo extra hecho por Kevin Durant, y lo hizo hasta ponerse a 7 puntos un par de veces. A 2:31 del final el marcador era 101-108, pero a partir de ahí hubo casi 2 minutos sin que ningún equipo anotara un solo punto, y ahí se rompió cualquier vaga esperanza del equipo local, que jamás tuvo opciones reales de triunfo.
Devin Booker y Chris Paul lideraron el nuevo éxito de los de Monty Williams, que se colocan ya 17-3 (9-1 como visitantes), a un paso del líder del Oeste, Golden State Warriors.
Booker sumó 30 puntos (16 en el primer cuarto) y Paul se fue a 22 más 8 rebotes y 5 asistencias. Chris Paul se convierte en el primer jugador de la historia de la NBA en alcanzar los 20.000 puntos, las 10.000 asistencias y los 5.000 rebotes.
El tercer jugador en importancia del equipo fue Mikal Bridges, que terminó con 13 puntos, 6 rebotes y 7 robos de balón tras recuperar 6 bolas en una primera parte excelente en defensa.
Los 9 jugadores de Phoenix que saltaron a la pista aportaron al equipo, y JaVale McGee volvió a rendir a gran nivel, sembrando el caos en la zona rival en momentos puntuales del partido.
Además, superioridad manifiesta de la segunda unidad de Phoenix ante la hoy corta segunda unidad de Brooklyn.
Brooklyn se descosió desde el principio a causa de sus numerosísimas pérdidas de balón. Jugándose el segundo cuarto los Suns ya llevaban 17 puntos a partir de pérdidas del rival por los 0 conseguidos hasta entonces por los Nets. Pero es que alcanzado el descanso... ¡Brooklyn sumaba ya 15 pérdidas de balón!
Los Nets, que llevaban hasta hoy 4 victorias seguidas, no pudieron remontar el vuelo ni siquiera a partir de otra actuación memorable de Kevin Durant: 39 puntos, 9 rebotes, 7 asistencias y 4 robos.
James Harden hizo un triple-doble (12 puntos, 13 rebotes y 14 asistencias) cargado de sombras, ya que estuvo horrible en el tiro y perdió 7 balones, LaMarcus Aldridge metió 18 puntos volviendo a deleitarnos desde el rango medio de tiro y el que hizo un partido formidable fue Deandre Bembry. Acabó Bembry con 18 puntos, 9 rebotes y 9 de 11 en el tiro, pero más allá de sus números estuvo su juego, notable en la retaguardia y completamente feliz en el juego de ataque sin balón (además de dejarnos algunos mates hermosos).
Desapareció de la rotación Blake Griffin, que en principio no parece que tuviera ningún problema físico, y se quedó en nada la suplencia local.
Los locales no opusieron mucha resistencia a un equipo enrachado. A estos Suns da gusto verlos jugar, y a partir de esa premisa están llegando una tras otra las victorias.