Resulta difícil explicar lo ocurrido esta noche en el Paycom Center. La grada local no daba crédito, ni nadie en su sano juicio. El mundo de las apuestas ha debido sufrir un cataclismo. Unos Lakers sin LeBron James, unos Lakers esperpénticos hasta decir basta, sacudían las entrañas de la liga con una derrota inesperada y francamente increíble.
¡Lakers ganaba por 26 puntos en el segundo cuarto y terminó perdiendo por 8! Acabó hincando la rodilla tras perder 123-115 ante un equipo que no conocía hasta hoy la victoria (estaba 0-4), ante una escuadra depauperada que ni siquiera se encuentra, a día de hoy, en una reconstrucción con visos de realidad, ante un conjunto que a duras penas alcanza el límite mínimo exigible para jugar en la NBA.
Ante ese equipo, cargado al menos hoy de pasión y emociones felices, los Lakers se dieron un baño de incompetencia en la segunda parte tras atizar al rival con un tremendo 19-41 en el primer cuarto y llegar a ir ganando 30-56 y 44-70 en el segundo para irse la descanso con una holgada ventaja (56-72).
¡Cómo sería el partido en su primera parte, que el técnico local llegó a poner 3 minutos en pista a Gaby Deck, jugador que está completamente fuera de su rotación! Hizo 2 puntos el argentino en lo que ya parecían minutos de la basura sin haber alcanzado aún el intermedio del encuentro.
Luego llegó la revolución, el revolcón a un equipo que no está respondiendo hasta la fecha y que firma ya un 2-3 en este inicio de curso. Parece que un buen número de jugadores de la plantilla de Lakers no están para competir mínimamente en un back-to-back. La edad no perdona.
El 41-23 del tercer cuarto llevó el marcador hasta un 97-95 con 12 minutos por jugar. Todo había cambiado. La defensa de Lakers volvía a ser un auténtico coladero. OKC metió 8 triples en el cuarto, Shai Gilgeous-Alexander, el jugador local de más calidad, explotó, y el público se vino arriba.
La recta final del partido nos dejó un tapón de Darius Bazley a Anthony Davis bajo el aro y un último minuto plagado de errores de bulto por ambos equipos, más, eso sí, de Lakers.
Con 118-115, Lakers apostó por Russell Westbrook para buscar el triple, y el tiro, como cabía esperar, fue malo. Poco después sacó de fondo el novato Josh Giddey, que hizo un gran partido, y le regaló el balón a Carmelo Anthony, que firmó un penoso airball desde el triple. Los dos jugadores de Lakers, ex de Thunder ambos, ofrecían así un final de fiesta inolvidable, y no para bien.
Luego, ya con 120-115 en el luminoso, Rajon Rondo le entregó el balón a Bazley para que este hiciera un mate, y el partido que llegaba con la máxima emoción a sus últimos segundos acabó 123-115 tras encajar Lakers 67 puntos en la segunda parte.
Gilgeous-Alexander lideraba la fiesta local con 27 puntos, Bazley hacía 20 y 4 robos de balón y el joven Giddey se iba a 18 puntos y 10 rebotes, estando todos los integrantes del quinteto inicial local en 15 o más puntos, aportando en el partido y en el final jugadores como Dort o Favors.
En Lakers, 30 puntos y 8 rebotes de Davis y uno de los triples-dobles más tristes en la carrera de Westbrook, ídolo de la afición de Thunder durante muchos años. Sumó 20 puntos, 14 rebotes y 13 asistencias, pero perdió 10 balones, su equipo hizo un -12 con él en pista y terminó expulsado por doble técnica a 1,5 segundos del final. Carmelo Anthony, este pasó por Thunder con más pena que gloria, hizo 13 puntos con 1 de 8 desde el triple y Avery Bradley logró 13 en 17 minutos, pero volvió a ser su presencia en pista muy perjudicial para los suyos en el marcador.
Está claro que el proyecto Lakers está sumido desde su inicio en el desastre. Ahora habrá que ver si el tiempo lo convierte en exitoso o no.