Chris Paul ha necesitado 123 partidos de playoff y 16 temporadas en la NBA para poder acceder por fin a sus primeras Finales. Era el tercer jugador en activo con más partidos de postemporada jugados sin haber llegado a las Finales. Solo superan a Paul dos jugadores: Paul Millsap (129 encuentros) y Al Horford (124).
Ha sido una larga espera trufada de muchas decepciones. Porque Paul ha disputado 1.090 juegos de temporada regular y ha llegado a la postemporada nada menos que 13 de los 16 años que lleva jugando en la liga.
Lesiones en los momentos más inoportunos, eliminaciones in extremis... Paul parecía estar en el centro de un gran maleficio que ha terminado hoy. La victoria ante Clippers, el título del Oeste para Suns, el acceso a las Finales. Una cadena exitosa que pone fin a una especie de mal fario. Y con el base ofreciendo un partido excepcional: 41 puntos, 8 asistencias, 0 pérdidas de balón y excelentes porcentajes de tiro que incluyeron un tremendo 7 de 8 desde el triple.
Le llega su primera oportunidad real de título con 36 años, con muchas batallas a sus espaldas desde que diera el salto desde Wake Forest a la NBA en 2005.
Desde entonces... Novato del Año, 11 veces All-Star (con un MVP), en 4 ocasiones en el Mejor Equipo del curso y en 7 en el Mejor Equipo Defensivo, 4 veces máximo asistente, 6 liderazgos como recuperador de balones... un palmarés excelso para uno de los mejores bases de la historia de la NBA. Pero siempre existía un pero: no Finales, no títulos. La primera parte de esa carencia ya está cubierta y la segunda queda aún por cubrir, pero está a tiro.
El de Carolina del Norte tenía clavado como un puñal en el corazón su romance fallido con los playoffs. Por eso no es de extrañar la euforia que ha exhibido hoy en la pista cuando ha visto que el partido ya estaba ganado. Su abrazo con Monty Williams ha hecho saltar todos los medidores emocionales.
Ha sido una noche muy especial para Paul por muchos factores. Por el escenario en el que ha conseguido su más codiciado logro personal, el Staples Center y jugando ante Clippers, el equipo en el que militó 6 temporadas; a las órdenes de Monty Williams, el entrenador con el que compartió sueños de juventud en Nueva Orleans; tras sufrir una lesión en el hombro en la primera ronda y no poder disputar los primeros partidos ante Clippers por la Covid-19; tras jugar para 3 equipos (Rockets, Thunder y Suns) en los últimos 3 años, algo nuevo para él; tras escuchar un día sí y otro también que era el propietario del contrato más tóxico de la NBA...
Todo eso queda atrás. Ahora, Paul solo mira hacia adelante, y en ese horizonte están las Finales.