No va a ser fácil que Boston Celtics pueda desprenderse del contrato de Kemba Walker, pero la idea de la franquicia no es otra que explorar el traspaso de uno de sus jugadores estelares, según informa Brian Robb, periodista de MassLive.
Walker tiene contrato hasta 2023. La próxima temporada percibirá 36 millones de dólares y la siguiente es una opción de jugador valorada en 37,65 millones, salarios difíciles de endosar a otro equipo viendo el estado físico del jugador.
La dificultad a la hora de cuadrar una operación de salida así es, no hay que engañarse, alta, siendo esta una de las tareas que tendrá en mente el que ha de ser el nuevo responsable de los despachos del club, el actual entrenador Brad Stevens, que dejará su cargo para ocupar el que quedará vacante con la marcha de Danny Ainge.
Kemba ha tenido una temporada difícil en la que ha alternado grandes partidos con encuentros realmente prescindibles, ya que su verdadero problema ha sido su incapacidad para encadenar buenas actuaciones debido a las graves molestias que arrastre en la rodilla izquierda, un dolor que le obligó a perderse muchos partidos para poder reposar (solo jugó 43 de los 72 juegos de la fase regular).
Los números del jugador nada tienen que ver con los que presentó en su cierre de ciclo con Charlotte (25,6 puntos de media en 82 partidos en su última campaña con el equipo). Esta temporada ha promediado con Boston 19,3 puntos y 4,9 asistencias.
Está claro que se avecinan cambios en la plantilla de Celtics y que la mejora del equipo se va a desarrollar en torno a sus dos grandes figuras: Jayson Tatum y Jaylen Brown. El resto, en su gran mayoría, no tienen garantía alguna de seguir en el equipo, como es el caso de Kemba Walker.