Lakers y Warriors reivindicaron la esencia competitiva del play-in con un partido vibrante, agónico, bello, un encuentro emparentado con el espíritu indomable de los séptimos partidos de playoff, los jugados con las vísceras. Venció Lakers porque LeBron fue LeBron: heroico, indestructible y crucial.
Un triple estratosférico de James a 58,2 segundos del final fue a la postre la canasta ganadora, la que puso el definitivo 103-100 que da el pase a los playoffs a los Lakers, que se enfrentarán en primera ronda a Phoenix Suns, y que deja a los Warriors una última oportunidad a vida o muerte ante Memphis Grizzlies para buscar la postemporada.
Tras el 103-100 erró un triple importantísimo Jordan Poole, un tirado muy fiable, también falló poco después Wesley Matthews y llegó el momento definitivo en el que Warriors no supo pedir a tiempo un tiempo muerto, ese tipo de detalles fundamentales que arruinan un partido simplemente soberbio, porque Golden State hizo un partidazo.
Con 9 segundos por jugar, Curry (partidazo el suyo nuevamente) se encontró en su propia pista con una doble marca. Estaba claro que los visitantes no tenían escapatoria exitosa, pero no pidieron el tiempo muerto que les quedaba, y para cuando lo pidieron esos 9 segundos se habían convertido en 2,1, un tiempo insuficiente a todas luces para desde la banda trazar una jugada con aristas suficientes para sorprender a unos Lakers que sabían que tras el tiempo muerto había que tapar el triple de Curry.
Momentos antes, en el minuto final, la primera línea defensiva de Lakers formada por Anthony Davis y Alex Caruso había negado de manera sistemática el triple a Curry, y eso hizo que el lanzamiento de 3 recayera en Poole, poco acostumbrado a un honor semejante en un partido trascendente.
En cuanto a la heroica, esta vino durante todo el partido de la mano de Golden State, porque la inferioridad de su plantilla, en cuanto a profundidad, con respecto a Lakers no le impidió dominar el marcador durante tres cuartos y ser capaz de llegar con vida al final del choque, y vino también, esa heroica, de la mano del indestructible LeBron.
A 2:07 del final todos pensamos que LeBron se había roto. Un golpe en el rostro de Draymond Green, cuando James estaba en el aire, le desequilibró y la estrella local pudo dejarse la rodilla en el empeño en su aterrizaje forzoso. Al final, solo fue cuestión de colirio en un ojo. Es LeBron. Otro hubiera acabado en el hospital. No lo hizo y terminó al final ajusticiando a unos Warriors que merecieron mejor suerte.
El partido fue intenso, físico, pasional, por momentos rudo, más de una vez impreciso por culpa de las ajustadísimas defensas, el partido fue un tira y afloja cargado de emoción, un partido de verdad, juego con mayúsculas.
El 103-100 fue el premio a Lakers por no rendirse pese a estar por debajo durante tres cuartos. La primera ventaja local fue el 81-79 del inicio del último cuarto con cesta de Kyle Kuzma.
Antes, Warriors había sido el equipo que había controlado el juego a partir de un brutal trabajo defensivo en el que destacaron Draymond Green, Andrew Wiggins -gran partido el suyo- y Juan Toscano-Anderson. Stephen Curry se encargaba de encauzar el ataque y Kevon Looney dominaba el rebote.
Arrancó Golden State con un 4-15, aguantó maravillosamente el equipo visitante los 6 primeros minutos del segundo cuarto sin Curry y Green en pista a base de una labor primorosa en defensa que incluyó un muy buen trabajo sobre el bloqueo y continuación de Lakers, y se plantó el equipo de Steve Kerr en el descanso ganando 42-55 tras un triple inmenso sobre la bocina del inabarcable Stephen Curry.
Al descanso, entre LeBron James, Anthony Davis y Dennis Schröder llevaban un 4 de 28 en el tiro de campo, siendo Caruso el máximo anotador del equipo local, que estaba en un horrendo 15 de 46 en el tiro. Warriors funcionaba desde el triple, solo había perdido 5 balones y ya tenía a Curry en 15 puntos, con Wiggins, Toscano-Anderson, Jordan Poole y Kent Bazemore ayudando en ataque.
Llegó el tercer cuarto y todo cambió. Lakers apretó enormemente en defensa y Warriors empezó a perder balones, y fue este capítulo del juego el que más daño hizo al equipo de San Francisco, ¡que extravió 15 balones en la segunda mitad!
Lakers arrancó el tercer cuarto con parcial de 14-2 para situarse en el partido, Andre Drummond, otra vez gris y cargándose de faltas, estuvo a punto de dejarse la rodilla en una jugada, Anthony Davis le puso un taponazo a Draymond Green, el jugador incansable e insaciable, ¡qué importantes es siempre Green!... pero se rehizo Golden State con Curry al frente hasta irse de nuevo en el marcador (60-72). Entonces, un nuevo parcial de Lakers, parcial de 15-4 para el 75-76 culminado con alley-oop rematado por Davis, y al final del tercer cuarto 77-79.
LeBron, Davis y Schröder habían mejorado en ataque, el equipo angelino había firmado un 12 de 21 en el tiro durante el tercer cuarto, había defendido mucho mejor y había empezado a enseñar los dientes.
El inicio del último cuarto hizo zozobrar a los Warriors. Parcial de 6-0 para el 83-79 con Curry descansando en la banda, marcador hasta un 87-80 y todo parecía acabar para los de Kerr, pero no fue así, de nuevo reaccionaron gracias a Curry hasta llegar a un 95-98 a favor con un triple de Poole.
A partir de ahí, un cara o cruz. La jugada Drummond-LeBron (tras el partido acabaron abrazados) que pudo acabar muy mal, la recuperación de James, el mate de Davis para el 100-98, los libres de Curry para el 100-100 y el triple apabullante de LeBron para ganar el partido y evitar a los Lakers el mal trago de un segundo partido de play-in.
LeBron acabó con un triple-doble: 22 puntos, 11 rebotes y 10 asistencias; Anthony Davis repuntó en la segunda parte para concluir con 25 puntos y 12 rebotes (2 de 12 en el tiro en el primera mitad y 8 de 12 en la segunda); Caruso sumó 14 puntos y 3 robos y resultó esencial, gran actuación la suya; y Lakers sobrevivió gracias a sus dos grandes estrellas en ataque y a su buen colectivo en defensa. En la ofensiva, no funcionó Schröder, volvió a naufragar Drummond, apenas tuvo minutos Montrezl Harrell y quedó fuera de la rotación Marc Gasol.
Warriors murió en la relación robos-pérdidas (Lakers hizo un gran 15-11 y Warriors un muy malo 8-20). Lo de Curry, otra vez espectacular: 37 puntos, 7 rebotes, por encima del 50% en el tiro de campo y 6 de 9 desde el triple. Y gran partido de Andrew Wiggins en ataque (21 puntos) y sobre todo en defensa, lidiando con LeBron.
Además, Green, incansable, no anotó una sola canasta de campo (2 puntos de libres), pero derrochó intensidad para defender, capturar 9 rebotes, dar 8 asistencias, poner 3 tapones, robar 3 balones y protestar a los árbitros hasta estar siempre al límite de la segunda técnica.
Destacar los 13 rebotes en 20 minutos de Looney y otro gran partido de Toscano-Anderson. El mexicano firmó 9 puntos y 6 rebotes en 26 minutos, brillando especialmente en la primera parte.
Ahora, a los Warriors les queda una final sin red. O Grizzlies o Warriors. Esa es ahora mismo la cuestión en el Oeste.