Dos décadas después los Sixers vuelven a terminar primeros en la temporada regular, vuelven a ser los líderes del curso en la Conferencia Este. Lejos queda aquel 2001 que era el precedente más cercano de lo conseguido hoy, aquel 2001 de los Sixers de Allen Iverson.
El éxito estaba cantado. Hoy tocaba Orlando Magic y la victoria se daba por descontado, tal y como ha ocurrido. Triunfo fácil en un partido sin historia, victoria por 122-97 ante una escuadra que venía de perder 5 partidos consecutivos y que llegaba a Filadelfia sin ánimo de molestar, sin propósito alguno de aguar la fiesta a los locales.
Los Sixers se ponen con 48-23 a un partido de la conclusión de la fase regular y ya son inalcanzables para los Nets. Eso les dará la ventaja de campo en la lucha por el Este durante los playoffs, unos playoffs en los que el pabellón de Sixers podrá estar al 50% de su capacidad. O lo que es lo mismo, unos 10.000 espectadores podrán animar a los suyos, una cantidad de público que ya se hace notar.
Primer año de Daryl Morey y Doc Rivers en la franquicia y frutos inmediatos para el equipo.
El partido apenas tuvo relato. El 39-19 del segundo cuarto dejó todo visto para sentencia, con un 66-43 en el ecuador del encuentro y más tarde un 96-69 al final del tercer cuarto.
Seth Curry lideró el triunfo con 20 puntos en 23 minutos de acción, Joel Embiid firmó 13 tantos y 11 rebotes en 23 minutos entre cánticos de "¡MVP, MPV...!" y Ben Simmons sumó 13 puntos y 9 asistencias.
La segunda unidad local cosechó 59 puntos, con Shake Milton al frente con de ella con 15.
No pudo estar en esa segunda unidad Dwight Howard. Una suspensión por sumar 16 técnicas en la temporada le impidió jugar ante su exequipo.
Orlando apenas quiso levantar la voz en la pista. Baste decir que su máximo anotador fue Ignas Brazdeikis con 21 puntos y que el ex de Denver R.J. Hampton rozó el triple-doble.
En definitiva, fiesta en el Wells Fargo Center, que ya se prepara para los inminentes playoffs.