Exhibición brutal de los Lakers para sumar historia a la gran historia de un histórico club, y hacerlo en un año muy especial, este 2020 pandémico y extraño que arrancó con la muerte de Kobe Bryant y que llevó a la NBA a resolver la temporada en una insólita burbuja.
Los angelinos han pasado por encima de Miami Heat en el sexto partido para proclamarse campeones tras 10 años de sequía y alcanzar a Boston Celtics en lo más alto del palmarés. Ahora, Lakers y Celtics comparten la primera posición con 17 títulos.
Lakers arrasó a Heat en la primera parte con un escandaloso 36-64 para dejar el partido visto para sentencia y saborear el título durante toda la segunda parte.
LeBron James ha completado un triple-doble y ha sido nombrado MVP de las Finales. Cuarto título para LeBron, que se convierte en el primer jugador en ganar el campeonato con 3 equipos distintos y ser a la vez MVP con los 3 equipos.
Los angelinos decidieron a partir de un brutal trabajo defensivo, dominio de los tableros, despliegue físico y acierto ofensivo en el que no faltó correr la cancha en cuanto tuvieron oportunidad. Muchos puntos de Lakers en la pintura. Y liderazgo en esa poderosa primera parte (tremendo el segundo cuarto) de LeBron, Anthony Davis y unos excelentes Rajon Rondo y Kentavious Caldwell-Pope.
LeBron ha sumado 28 puntos, 14 rebotes y 10 asistencias, con un 65% en el tiro de campo. Además, 19 puntos y 15 rebotes de Anthony Davis, 19 tantos con grandes porcentajes de tiro de Rondo y 17 puntos de KCP.
En Miami, Bam Adebayo hizo 25 puntos y 10 rebotes, pero anotando 20 en la intrascendente segunda parte. El físico de Jimmy Butler dijo basta, ahogado por la gran defensa de Lakers. Firmó 12 puntos, 7 rebotes y 8 asistencias. Y Tyler Herro no llegó a la decena anotadora, mientras que Goran Dragic volvió al juego mermado físicamente para jugar 19 minutos.
Fueron muchos minutos, debido a la claridad del marcador, para ir asimilando el éxito hasta dar rienda a los sentimientos en la recta final del partido. LeBron James se abrazaba entre bambalinas, en penumbra, a Anthony Davis fuera de la cancha mientras se agotaba el tiempo en pista, y Davis no podía reprimir poco después las lágrimas de alegría por su primer anillo.
Para llegar ahí, a los premios, a los discursos, a los abrazos, a la celebración... Lakers hubo de completar una magistral exhibición de baloncesto que dejó el partido sin vida cuando se llegó al descanso. Porque la segunda parte fue puro maquillaje por parte de Miami y pura celebración, primero contenida y después explosiva, de los Lakers. Este fue un partido sin historia para hacer historia.
Frank Vogel ajustó la pizarra e hizo trizas al rival. Gran trabajo el suyo. Saltó Alex Caruso en el cinco inicial en lugar de Dwight Howard. Era apostar por lo que se había demostrado funcional en Lakers: jugar con un equipo con una sola referencia interior, Anthony Davis. Y desde el principio empezó el sufrimiento de Miami.
El 20-28 del primer cuarto, con enorme defensa de los californianos, fue un aviso para navegantes, un preámbulo de lo que iba a venir después. Lakers erraba desde el exterior, pero poco importaba, porque su efectividad en ataque en las cercanías del aro era tremenda y porque su defensa impedía una y otra vez las canastas cerca del aro de los jugadores de Heat y ahogaba a Jimmy Butler impidiéndole hacer su juego a través de unas ayudas defensivas que lo terminaron por matar.
Hasta 6 balones perdió Heat en el primer cuarto, un cuarto que ya reveló que la lucha por los rebotes iba a ser una batalla perdida para los de Florida, como así fue.
Llegado el segundo cuarto, la maquinaria engrasada de Lakers reventó al equipo rival y se llevó por delante el partido. Lo hizo desde la defensa, desde un trabajo extenuante que cerró el aro hasta convertirlo en un imposible para los jugadores de Spoelstra. Si a esa labor defensiva le sumamos un LeBron dominante, la intimidación defensiva y la alegría ofensiva de Davis, la exhibición de Rondo y el momento feliz de un Caldwell-Pope que entró en racha... pues eso, paliza en toda regla.
El parcial del segundo cuarto: ¡16-36! Miami solo fue capaz de anotar 16 puntos en 12 minutos para alcanzar el descanso con 36 en su haber. Lakers llegó a acumular 30 puntos de ventaja (34-64) tras entrar en éxtasis ofensivo KCP, éxtasis posterior al baño de ataque feliz que había dado poco antes el bueno de Rondo.
Al descanso, 36-64. Miami en un 34,2% en el tiro de campo, un 5 de 12 en libres, 9 pérdidas de balón y 18 rebotes por 29 del rival. Lakers a su antojo. Defendiendo de cine, metiendo el 54,2% de sus tiros, dominando el rebote y perdiendo solo 5 balones. Un lujo.
Al final de la primera parte, 15 puntos, 5 rebotes y 2 tapones de Davis, otros 15 tantos de KCP, 13 puntos, 4 rebotes y 6 de 6 en el tiro de campo de Rondo, que ya es histórico campeón con Lakers y Celtics, y 11 puntos, 9 rebotes y 6 asistencias del MVP LeBron, ¡que era el cuarto anotador de su equipo en el intermedio!, lo que da una imagen de la exhibición colectiva de unos Lakers desatados con sus dos estrellas a tope y sus dos secundarios más fiables, Rondo y KCP, en sus mejores valores.
El resto del partido sobró en lo competitivo. Anthony Davis cometió su cuarta falta en el tercer cuarto, pero poco importó, Lakers llegó a tener 36 puntos de ventaja en el dicho período tras otro triple de Rondo y Adebayo empezó a anotar para Miami cuando ya la cosa no tenía remedio.
El último cuarto sirvió para ver todavía en acción a Goran Dragic de un modo inexplicable, su equipo estaba 30 abajo y no tenía sentido su presencia en la pista, para que Adebayo siguiera haciendo números sin alma, para que LeBron firmara su undécimo triple-doble en Finales de la NBA y para que el propio James se llevara una técnica por hacer un mate y adornarse tocando el tablero.
El maquillaje de Heat llevó el resultado final a un engañoso 93-106 que nada tuvo que ver con el abismo que separó a los dos equipos, lo que no quita para felicitar a un equipo, Miami Heat, que ha completado una burbuja de lujo y que está cargado de futuro, también de presente. Eso sí, hoy los Lakers fueron mucho Lakers, fueron un equipo campeón, un campeón mayúsculo que no tuvo una sola fisura en su juego.