Lakers superó su asignatura más dura. Regresó el lesionado Bam Adebayo y Miami Heat jugó un partido de verdadero aspirante al título que no llegó a buen puerto por el buen desempeño de Lakers. Al final, triunfo angelino por 96-102 para ponerse 3-1 en las Finales.
Fue un partido con un gran despliegue físico en el que las defensas se impusieron a los ataques y en el que primó la igualdad desde el salto inicial hasta la recta final, pero en esa recta final Lakers supo imponer su experiencia y su capacidad física en la retaguardia.
LeBron James comandó el triunfo con 28 puntos, 12 rebotes y 8 asistencias. El de Akron anotó 11 puntos en el cuarto final y solo perdió un balón en la segunda parte (ninguno en el cuarto final) tras haber extraviado 5 cuando el partido estaba a mitad de segundo cuarto. Excelente James una vez más, aunque su extremo carácter competitivo le llevara más de una vez a excederse en las formas con los árbitros, que nunca tuvieron valor para pitarle una técnica.
También excelente Anthony Davis, porque resultó crucial en el trabajo defensivo del equipo. Su capacidad de intimidación permeó todo el partido. Grande en defensa el jugador de Lakers, que acabó con 22 puntos, 9 rebotes y 4 tapones. Su equipo con él en cancha firmó un +18.
Pero Lakers fue más que LeBron y Davis. El equipo de Frank Vogel defendió a gran nivel, sus suplentes doblaron en anotación a los suplentes rivales (27 a 13) y jugadores de rol se convirtieron en importantes, especialmente el crucial Kentavious Caldwell-Pope, que ofreció un explosivo inicio y un resolutivo final, siendo esencial en la victoria. Terminó con 15 puntos y 5 asistencias.
En Miami, 22 puntos, 10 rebotes y 9 asistencias de Jimmy Butler, que estuvo bien, aunque se mostró de carne y hueso, no como en el anterior partido, 21 tantos y 7 rebotes de un Tyler Herro que parece cualquier cosa menos un novato, y que anotó un impresionante tiro de extrema parábola ante Davis en el tercer cuarto, 17 tantos de un mejorado Duncan Robinson y 15 puntos y 7 rebotes del recuperado Adebayo, que le vino muy bien a su equipo. No rindió a su mejor nivel, pero sí al suficiente nivel como para hacer que su equipo tuteara a los Lakers.
En el aspecto negativo, el empeño de Kendrick Nunn por penetrar una y otra vez ante defensores altos y fuertes. Terminó con 2 de 11 en el tiro.
El encuentro entró en sus 3 últimos minutos con resultado apretado de 88-90 para Lakers. A partir de ahí, el oficio de los angelinos salió a relucir. Fue el decisivo Kentavious Caldwell-Pope el que abrió el camino del triunfo con un triple y una gran entrada a canasta que pusieron el 88-95 con 2 minutos por jugar.
Un triple de Jae Crowder, cuyas cuentas pendientes con LeBron parecen no tener fin, acortó hasta el 91-95, y entonces apareció Rajon Rondo para anotar sus primeros puntos del partido, ¡en qué momento! Un Rondo que había tenido un momento espectacular mediado el segundo cuarto, pero que después se había desvanecido un poco maniatado por su mala noche en el tiro.
Marcador de 91-97 tras la canasta de Rondo en una recta final en la que se veía anotar fácil a Lakers y sufrir muchísimo en ataque a Heat. El partido quedó ya completamente definido cuando Anthony Davis enchufó un triple con 39,5 segundos por jugar, un triple que ponía el 91-100 a favor de Lakers tras un parcial ganador de 10-3.
A Miami le hizo mucho daño en la recta final del partido su incapacidad para asegurar el rebote en su aro.
Antes de todos ello, Lakers vio cómo su mejor hombre en defensa, Anthony Davis, que ya había perdido una zapatilla en el tercer cuarto, recibía un golpe en el ojo al inicio del último período y quedaba tendido en el suelo a 7:38 del final tras colisionar con su compañero Alex Caruso. Iba de golpe en golpe y de incidente en incidente. Todo quedó en un susto. Y los Lakers respiraron.
Con 83-83 en el marcador a 6:27 de la conclusión, fue James el que sacó la cara por el equipo, justo antes de que Caldwell-Pope abriera el camino hacia la victoria.
Ese 83-83 fue a lo más que llegaron los Heat en los últimos 20 minutos del partido. Porque en esos últimos 20 minutos Lakers siempre fue por delante en el marcador. Eso sí, con tan exiguas ventajas que lo suyo fue un equilibrio imposible en la cuerda floja. Desde que se adelantara Lakers 54-55 a 8:18 del final del tercer cuarto, los angelinos siempre comandaron el luminoso hasta el final. ¡Menuda lección de cálculo, menuda capacidad para controlar un partido sin controlarlo!
El encuentro se jugó a un ritmo de máxima intensidad defensiva, sin que ninguno de los equipos llegara a los 80 tiros de campo, y nos dejó números curiosos, estadísticas inversas que fueron importantes.
Por ejemplo, Miami Heat firmó un horrible 6 de 25 en el triple en los tres primeros cuartos para hacer un maravilloso 5 de 7 en el último, mientras que Lakers hizo un buen 12 de 28 en los tres primeros para sumar un malísimo 2 de 11 en el último.
Otro ejemplo, el de las faltas. Miami lanzó en los tres primeros actos 24 tiros libres y en el cuarto final solo 2; Lakers solo tuvo a su disposición 9 en los tres primeros cuartos, mientras que dispuso de 12 en el último cuarto.
También hubo un cambio notable en las bolas perdidas en el cuarto final. Ambos equipos perdieron bastantes balones en los tres primeros períodos, especialmente Lakers, pero en el último apenas lo hicieron: una pérdida de Heat y solo un par de Lakers.
Más allá de todos esos números, en un partido muy igualado, ganó el que tuvo más aplomo en los minutos finales y el que defendió mejor en ese momento de la verdad, y ambas cosas cayeron del lado angelino.
La victoria de Lakers coloca a LeBron y Davis a un paso del título. El 3-1 deja a Miami Heat al borde de la derrota, pero al menos podrá competir en el quinto partido otra vez con Adebayo en sus filas. Lo de Dragic fue otra historia. Lo intentó en el calentamiento y acabó llorando de impotencia para terminar viendo otro partido desde la banda. Y esta vez perdió su equipo. Miami se queda sin pista para soñar.