La peripecia de Andre Iguodala no puede ser más llamativa. Se pasó 8 meses sin jugar al baloncesto tras no querer vestirse de corto con Memphis Grizzlies porque quería ser traspasado. Por fin llegó ese traspaso a Miami Heat. Luego vino la pandemia. Y ahora unas inesperadas Finales.
Serán las sextas Finales consecutivas para Iggy y, desde luego, las más sorprendentes, tanto por las condiciones de su equipo como por las circunstancias que le tocó vivir antes de llegar a la burbuja de Orlando.
Iggy jugó 5 Finales seguidas con Warriors y ganó 3 anillos, pero el verano pasado el equipo de la Bahía de San Francisco le traspasó a Memphis Grizzlies.
Una vez llegado a Memphis, Iguodala tuvo claro que no estaba en edad de trabajar en la construcción de un equipo. El alero quería aterrizar en una escuadra aspirante al título y pidió el traspaso.
Mientras este llegaba, Iguodala se quedó sin jugar. Fueron 8 meses sin vestirse de corto hasta que en febrero fue traspasado a Miami Heat, un equipo que no era aspirante al anillo a priori, pero que tenía una plantilla atractiva. Pero cuando volvió a jugar al baloncesto en febrero solo pudo estar un mes haciéndolo, porque en marzo se paró la competición por culpa de la pandemia de Covid-19.
Tras esa trayectoria dura de digerir para un jugador de su edad, con demasiado tiempo parado, Iguodala llegó con Heat a la burbuja con la intención de brillar en los playoffs, pero la realidad ha superado cualquier expectativa.
Miami ganó 4-0 a Indiana, se impuso 4-1 a Milwaukee y ahora ha derrotado 4-2 a Boston con la mejor actuación personal del veterano alero en el sexto y último partido, para meterse en las Finales de la NBA, que empezarán el miércoles y que les enfrentarán a Lakers.
Iguodala puede presumir a sus 36 años de que va a jugar sus sextas Finales consecutivas. Podría ganar su cuarto anillo. La vida tiene estos giros inesperados.