Genio y figura. Giannis Antetokounmpo fue capaz de lo mejor y también de lo peor. El griego hizo un auténtico partidazo. Pero llegada la hora de la verdad se le nubló la razón. Sus dos últimas jugadas fueron un catálogo de todo aquello que no se debe hacer.
Houston aprovechó esa circunstancia. Pero bien mereció la victoria por su actitud. Porque nunca se rindió. Porque siempre creyó en su particular credo. Y hay que tener mucha fe para ganar sin hombres altos.
El principio del partido fue de Antetokounmpo y Khris Middleton. Pero Houston encarrilló pronto sus propósitos. Se recuperó fácil. Y se puso en modo combate. Hasta plantarse en el descanso con un 62-54 a favor. Pese al 1 de 8 que llevaba por entonces James Harden desde el triple. En realidad, nunca llegó a ser el partido de Harden. La firma triunfal recayó esta vez en Russell Westbrook.
Westbrook definió el partido como no supo hacerlo Anteto. Como no supieron hacerlo los Bucks.
Milwaukee ganaba 104-112. Y todo parecía decidido. Pero entonces llegó un parcial providencial de 9-0. Y Houston se adelantó 113-112. Lo peor para los Bucks estaba aún por llegar.
Dos libres de Westbrook pusieron el 117-116. Entonces, Anteto perdió la cabeza. Primero con una acción totalmente descerebrada. Atravesó la cancha botando a toda velocidad sin juicio alguno. Y entregó el balón al rival con un mal pase. Fue una jugada mal ideada y peor ejecutada. Después, con una acción en la que se empeñó en encarar el aro y le hicieron falta. Una falta sin opción de tiros libres. Cuando tenía a un tirador abierto para buscar el triple que precisaba su equipo.
Esas dos acciones condenaron a los Bucks. Mientras, el bueno de Westbrook anotaba 8 puntos en los 3 minutos finales. Un tiempo final en el que Milwaukee desarrolló su peor versión. Mientras que la defensa de Houston mordía al máximo.
Al final, 120-116 para Rockets. Otra victoria apretada. Como la lograda ante Dallas en la prórroga. Y esta vez sin milagros de Harden.
Westbrook acabó con 31 puntos y 8 asistencias. Harden ayudó con 24 tantos, 7 rebotes, 7 asistencias y 6 robos. Pero anduvo flojo en el tiro. Y el quinteto inicial estuvo al completo en dobles dígitos anotadores.
Antetokounmpo, mientras, hizo numerazos. Terminó con 36 puntos, 18 rebotes y 8 asistencias. Lástima su final. Khris Middleton aportó 27 tantos y 12 rebotes. Y muy bien Brook Lopez. Con 23 puntos y 12 rebotes. Aprovechó su condición física ante los rivales bajitos.
Esa apuesta extrema de Houston por los bajos se reflejó en los números. La diferencia en puntos anotados en la pintura resultó extrema. A favor de Milwaukee, claro. Como extremo fue Houston con el triple. Lanzó 61 por solo 30 tiros de 2. Es verdad que erró 40. Pero sus 21 triples anotados contrastaron con los 9 del rival.
Lo del rebote también fue extremo. Houston consiguió 36. Milwaukee se hizo con 65. Pero Rockets lo equilibró con el control del balón. Los texanos robaron 15 y solo perdieron 9. Los Bucks robaron 6 y perdieron 22. Una ruina.
Pero más allá de dos formas de concibir el juego, la clave estuvo en el final. Houston supo jugarlo y Milwaukee no.