La competición permanece parada desde el 11 de marzo. La pandemia del coronavirus covid-19 ha dejado sin baloncesto a la NBA y ha obligado a los jugadores extranjeros que juegan en la liga a quedarse en Estados Unidos.
Muchos de esos jugadores querrían pasar este duro trance en sus países de origen, cerca de sus familias, pero ahora mismo resulta imposible.
El checo Tomas Satoransky lo expresó bien a las claras y no se cortó a la hora de criticar a los propietarios de las franquicias por sus intentos de que la liga se reanude en algún momento para perder el menor dinero posible.
Otro que se suma a la idea de marcharse durante este parón competitivo, que podría ser bastante largo, es Ricky Rubio.
El base español de Phoenix Suns se lo ha dicho a Teledeporte: "Estoy buscando la manera de volver a casa. Quiero tener a la familia cerca, aunque no la pueda ver, por cualquier cosa que pudiera pasar", ha señalado el deportista de El Masnou.
El jugador catalán se ha estrenado como padre hace dos meses, lo que complica aún más la situación, pero ese estreno en la paternidad es un punto más para querer viajar a Cataluña, ya que desearía que su familia pudiera conocer al bebé tan pronto como sea posible, cuando las condiciones lo permitieran.
Rubio está en plena madurez deportiva. Su novena temporada en la NBA, primera con los Suns y acto seguido de ser elegido MVP del Mundial, nos estaba dejando los mejores números de Ricky en Estados Unidos.
El armador de Phoenix Suns, titular indiscutible en los 57 partidos que ha disputado, promedia en el curso paralizado 13,1 puntos, 8,9 asistencias (tercero de la NBA esta temporada) y 1,5 robos de balón en 31,6 minutos, a la par que ha subido su porcentaje de triple hasta el 35,1%.
Los deseos de Ricky son claros, pero la realidad le obliga a permanecer en Estados Unidos, muy lejos de sus seres más queridos.