Apareció una variable de las que pocos han hablado. Houston Rockets cayó estrepitosamente en Phoenix (127-91) volviendo a apostar por el extremo 'small-ball', si bien lo hizo en circusntancias especiales que hay que analizar.
Venían los Rockets de ganar la batalla del Staples a los Lakers 24 horas antes. Y esta es una variable importante. Tras exprimir su físico hasta límites insospechados ante un equipo mucho más físico, los jugadores 24 horas después estaban fundidos.
Al aspecto físico se unió la ausencia de Russell Westbrook por descanso y el hecho de que Eric Gordon solo jugara 9 minutos. Demasiadas facilidades para el rival.
Mike D'Antoni salió esta vez con P.J. Tucker y Robert Covington compartiendo titularidad, pero los que de verdad salieron enchufados a la cancha fueron los Suns, que en la primera parte endosaron al rival un tremendo 46-26.
Todo se atenuó al descanso (65-55), pero es que la segunda parte nos dejó un tremendo 62-36 con los Rockets completamente desfondados.
Brutal el partido de Kelly Oubre Jr., que respondió a los rumores de traspaso no concretados, con su mejor partido en la NBA, una actuación que incluyó récord personal de anotación. Sumó Oubre Jr. 39 puntos y 9 rebotes con 14 de 19 en el tiro de campo y 7 de 9 desde el triple.
Devin Booker logró 33 puntos y 9 rebotes, mientras que el español Ricky Rubio repartió 10 asistencias en 24 minutos de juego.
Los Suns dominaron el rebote (51-29), lanzaron con porcentajes excelentes y sobrevivieron a sus 23 pérdidas de balón.
En Houston, solo James Harden. La estrella visitante acabó con 32 puntos.