"Va a ser un combate de lucha libre (en la pintura)". Es el augurio-deseo de Tristan Thompson acerca de cómo ve el 2º partido de las Finales que enfrentará a Cavaliers y Warriors en unas horas. El pívot de los Cavs eleva el nivel de exigencia física de su equipo, quiere más dureza.
Sus palabras arrancan con la autocrítica. Thompson califica su actuación en el partido de apertura como "basura". No es para menos. Se quedó sin anotar, solo capturó 4 rebotes y poco o nada aportó en defensa.
Es decir, no contribuyó en las facetas en las que es fuerte, tal y como él reconoce: "No soy un tirador. No soy un manejador de balón. Soy un tipo que juega duro, que es físico y que transmite energía". Por eso piensa que, empezando por él, Cleveland tiene que ser más duro que Warriors en el 2º juego y llevar esa dureza hasta el límite.
Cleveland perdió 113-91 ante Golden State tras anotar solo el 34,9% de sus tiros y tras no robar un solo balón en el encuentro y perder 20.
Su defensa interior, la que acaba en Tristan Thompson, fue un desastre. Warriors dominó el partido anotando mucho más a base de penetraciones que acertando con el tiro exterior. Esa facilidad para anotar cerca del aro se tradujo en una gran cantidad de mates de Kevin Durant y en que los californianos hicieron 56 puntos en la pintura. Por ahí debe empezar la transformación de los Cavs.