La guerra de los hermanos Buss por el control de los Lakers ha sido breve y ha terminado con una vencedora indiscutible: Jeanie Buss. La actual presidenta de la franquicia se ha asegurado de no tener más problemas en el futuro. El peor parado ha sido Jim Buss.
El conflicto entre los hermanos tuvo su origen precisamente en la decisión de Jeanie de relevar a su hermano de sus tareas al frente de los designios deportivos de los Lakers. Los malos resultados del equipo, incapaz de mostrarse competitivo en las últimas temporadas, y la mala relación entre ambos hermanos convirtieron en inevitable la decisión.
Tras su salida de los puestos directivos, Jim trató de maniobrar junto al mayor de los Buss, Johnny, para forzar la salida de Jeanie del Comité Ejecutivo de los Lakers, pero la respuesta de ésta ha sido rápida y contundente, y se ha cerrado con un acuerdo en los tribunales del que sale como clara y única ganadora.
Victoria aplastante y definitiva
Sus hermanos mayores han claudicado en este 'Juego de Tronos' familiar y han firmado un documento en el que garantizan la paz familiar. Jeanie, tal y como era el deseo de su padre, seguirá al frente de los Lakers en representación del 66% de las acciones que posee la familia de forma mancomunada a través de un fondo fiduciario. Y así será mientras la familia Buss siga controlando el equipo.
Además, Jeanie se cobra la cabeza de su hermano Jim, que dimite como administrador del fondo familiar, un puesto que ocupaba junto a Jeanie y Johnny en representación de los 6 hermanos Buss. Será su hermana Janie, la más leal aliada de Jeanie, quien ocupe su lugar.
El resultado del enfrentamiento lo ha resumido en una frase lapidaria Adam Streisand, el reputado abogado que ha representado a la presidenta de los Lakers: “El mensaje aquí es muy claro: No subestimen a Jeanie Buss. No va a haber un golpe de estado interno. Ni ahora, ni nunca”.