Jrue Holiday volvió a vestirse de corto y, como cabía esperar, fue un debut cargado de emociones. La afición de Pelicans gritaba desde la grada "Jrue, Jrue...", el base hizo un partidazo y su equipo ganó 113-101 a Portland cuando estaba poco habituado al triunfo.
Holiday se había perdido los primeros 12 partidos del curso. No estaba lesionado. Lo suyo era mucho más duro. Se había ausentado porque quería estar al lado de su mujer, al exestrella de fútbol Lauren Hamilton, en un durísimo trance en la vida de ambos.
A Lauren se le detectó un tumor benigno en el cerebro en la última etapa de su embarazo. En septiembre dio a luz a una niña sana y semanas después pasó por el quirófano para que se le extirpara el tumor que tenía en el cerebro. Han sido días difíciles para la familia Holiday, muy difíciles.
Calor humano
Por eso, el jugador recibió el máximo calor humano de sus compañeros, sus técnicos, todos los integrantes del club, la afición y los rivales. Era una noche muy especial. Y la respuesta de Holiday resultó desbordante.
El jugador de Pelicans jugó con unas gafas protectoras debido a la lesión que sufrió en el hueso orbital al final de la pasada temporada, una lesión que le impidió jugar los últimos 9 partidos del curso.
Pues bien, con una carga de emociones tan anómala y con la mirada protegida, Holiday surgió como una pieza importante en el triunfo de los suyos al anotar 21 puntos y dar 7 asistencias en solo 23 minutos de juego. Se mostró desbordante en la cancha. Aunque más desbordante era la felicidad que traslucía su rostro tras el partido.