En estas Finales no hay un solo partido emocionante, pero no hace falta. Ellas mismas son en sí emocionantes desde la rareza. Lo que no cambia con respecto al año pasado es una cosa: LeBron James es la gran estrella. Su actuación en el sexto encuentro resultó excepcional.
LeBron entra en la leyenda: 41 puntos en el quinto partido y otros 41 en el sexto para evitar la derrota de su equipo, que ha pasado de perder 3-1 a estar 3-3 y jugárselo todo el domingo en California.
Este sexto partido fue de principio a fin de Cleveland. Todo ello a partir de un fascinante primer cuarto que acabó 31-11 y en el que los locales llegaron a ganar por 22. Esos 11 puntos de Warriors constituyen la peor puntuación de un equipo en un primer cuarto de las Finales desde que en 1954 se instaurase el reloj de posesión.
Luego, a lo largo del partido, los Cavs llegaron a amasar una máxima ventaja de 24 puntos: 70-46 a 4 minutos del final del tercer cuarto con un triple de Kevin Love. Y lo más que consiguieron los Warriors fue ponerse a 7 puntos: 86-79 en el último cuarto con triple de Leandro Barbosa.
En realidad, todo fue dominio local. Con LeBron James y Kyrie Irving mandando desde el principio, con Tristan Thompson como escudero, con J.R. Smith sumándose a la fiesta según avanzaba el partido y con LeBron no parando de hacer de todo durante todo el encuentro supliendo así el bajón físico de Irving por un problema en un pie. Y los locales ganaron con comodidad pese a un nuevo fiasco de Kevin Love.
Expulsión de Stephen Curry
Muy diferentes los finales de partido de las dos grandes estrellas. Stephen Curry cometió su sexta falta y fue expulsado por doble técnica a 4:22 del final tras protestar airadamente una acción punible clarísima y lanzar el protector bucal al público. Esa fue la frontera hasta la que llegó Golden State en su lucha. Curry sumó 30 puntos y 6 triples, aunque solo dio 1 asistencia.
Lo de LeBron fue otra cosa. Fue un despliegue inconmensurable en la cancha. Fue magia física y mental. Cuando James se fue de la cancha a 2:19 del final con el partido decidido, su público se rindió a sus pies. Finalizó el partido con 41 puntos, 8 rebotes, 11 asistencias, 3 tapones y 4 recuperaciones. Fueron 43 minutos prodigiososos. Estuvo por encima del 50% en el tiro. Lo dominó todo: el ataque, la defensa, el tempo del partido. Parecía inabarcable. Fue un dios en la cancha.
A los Warriors les pesó su horrible inicio de partido (tardaron 5 minutos en anotar y perdieron 31-11 en el primer cuarto), los problemas de faltas de Curry y Draymond Green, que volvió al juego tras su sanción sin ser decisivo, y los achaques que sufrió en la espalda Andre Iguodala, que fue titular pero no pudo jugar en plenas condiciones. Demasiados lastres para salir vivos de Ohio.
El partido llegó al descanso con un claro 59-43 a pesar de la recuperación anotadora de Curry y su equipo en el segundo cuarto. Para entonces, Cleveland llevaba un 55,6% en el tiro de campo y Warriors un 29,5.
A remolque de Cleveland
Los Warriors fueron siempre a remolque de Cleveland, y ni la racha anotadora de Klay Thompson en el final del tercer cuarto, que acabó con un abierto 80-71, ni el acierto de Barbosa en la segunda parte, que puso el 86-79 al inicio del cuarto período hicieron peligrar el triunfo local.
Ganaron los Cavs con una gran conexión durante todo el partido entre LeBron, omnipresente toda la noche, y Tristan Thompson, que acabó con 15 puntos, 16 rebotes y 6 de 6 en el tiro tras protagonizar mates y más mates en conjunción con LeBron. Lo de LeBron ya queda dicho: dominio del juego, hizo un mate estratosférico a pase de J.R. Smith, llegó a meter 18 puntos seguidos de su equipo, le puso un taponazo a Draymond Green y otro a Stephen Curry...
Además, 23 puntos de Kyrie Irving, que tras los 20 de la primera parte se apagó por culpa de un problema en un pie, y 14 con 4 triples de Smith. Love, otra vez para olvidar: 7 puntos y 3 rebotes en 12 minutos de juego.
En los Warriors, además de los 30 de Curry, 25 puntos de Klay Thompson y 14 en 19 minutos de Barbosa. Green no brilló, Iggy hizo lo que pudo con su espalda y Harrison Barnes firmó una noche esperpéntica. Se fue sin anotar con 0 de 8 en el tiro.
Ahora, con 3-3, los Warriors tendrán su tercer partido para ganar el título y los Cavs intentarán hacer historia, porque nadie ha remontado un 3-1 en las Finales. Lo del domingo va a ser la apoteosis.