Siete meses de baloncesto para llegar al mismo punto: Warriors y Cavaliers en las Finales. El pasado curso, los californianos se impusieron 4-2, pero en éste los de Ohio creen tener mejores armas para desarmar a los campeones. El duelo Stephen Curry vs. LeBron James acapara el foco.
LeBron siente que ha perdido parte de su espacio estelar, un espacio que ha ido ocupando poco a poco Curry. Y llega a su séptima final, sexta consecutiva, en busca de su tercer anillo. Él y su equipo tienen la presión que marca la historia, una historia sin títulos. Curry y los suyos viajan en otro tren: el del éxito sin freno. Y el equipo no tiene esa urgencia histórica.
En el otro lado, el físico. Cleveland tiene las piernas menos pesadas. Ha podido descansar más tras hacer dos 4-0 ante Pistons y Hawks y un 4-2 frente a Raptors. Su rival, en cambio, ha tenido que exigirse más en las Finales del Oeste tras dominar 4-1 a Houston y Portland. La serie ante OKC Thunder (4-3) fue muy dura.
En el reverso de esa reflexión, unos Warriors que han tenido que entregarse al límite en partidos a vida o muerte y que han sido forzados a ser muy competitivos, mientras que los Cavs han vivido en una placidez peligrosa.
Todo ello desde la ventaja de campo de un equipo, Warriors, que en lo que va de competición, entre fase regular y playoffs, ha perdido solo 4 partidos en el Oracle Arena. Todo un dato.
Los protagonistas
Tyronn Lue vivirá sus primeras Finales al frente de un equipo. La experiencia, en este caso, es de Steve Kerr, que ganó las pasadas.
Nadie duda de la existencia de dos big threes, ¡pero son tan distintos! El de Warriors lo forman dos tiradores letales, Stephen Curry (que es mucho más que un tirador) y Klay Thompson, y un jugador completísimo que hace de todo, Draymond Green, que será muy importante. El de Cleveland es más académico: un base anotador -Kyrie Irving-, un hombre orquesta estelar -LeBron James- y un jugador interior que tira de 3 -Kevin Love-, que tiene una asignatura pendiente que ha de aprobar.
Luego están los secundarios. Atención en los de California a Andre Iguodala y Andrew Bogut, que son un termómetro del equipo, aunque parece que el pívot puede quedarse fuera de la pista muchos minutos por cuestiones tácticas. Junto a ellos, Harrison Barnes, que no sabe si será titular, Shaun Livingston, Marreese Speights...
En Cavaliers, cuidado con las rachas en el tiro de J.R. Smith, con el papel que pueda jugar Tristan Thompson y con la aportación de Channing Frye. Desde su llegada el equipo mejoró mucho.
Cuestiones estadísticas
Jamás habían llegado a las Finales dos equipos con tal potencia desde el triple. Warriors anotó 1.077 en fase regular y Cavaliers hizo 880. ¡Pero es que los Cavs en playoffs ofrecen unos datos espeluznantes: 34,3 triples lanzados por juego anotando el 43,4%! Sencillamente brutal. Ese acierto ha llevado a los de Tyronn Lue a anotar en postemporada 116,2 puntos por cada 100 posesiones.
Pero a velocidad no hay quien le gana a Golden State. Es el equipo más rápido de la NBA con diferencia. Kerr gusta de jugar con quintetos bajos para hacer más complicada la situación al rival. Y en esa estrategia, ¡un equipo se lleva la palma! Lo forman Stephen Curry, Klay Thompson, Andre Iguodala, Harrison Barnes y Draymond Green. Este quinteto logró en fase regular 142 puntos por cada 100 posesiones recibiendo solo 95 por cada 100. Es un cinco que quebranta partidos.
Las apuestas juegan a favor de los Warriors. En ese contexto, Cleveland se considera más preparado que el año pasado y Golden State anda crecido porque nadie conoce su techo. Y entre todo este maremágnum, Anderson Varejao, en una situación insólita: el primer jugador que afronta unas Finales tras haber jugado con los dos equipos en la temporada. A saber qué pasa por la cabeza del brasileño. Lo que parece claro es que las audiencias se van a disparar.