Resulta imparable y se llama Stephen Curry. El anhelado regreso de la estrella de Warriors llegó esta noche en Portland. Y fue apoteósico. Victoria de Golden State en la prórroga 125-132 con 17 puntos de Curry en esos 5 minutos finales. El base sumó 40 tantos y su equipo se pone 3-1 en la serie.
El partido finalizó con empate a 111. Un triple de Harrison Barnes a 51 segundos del final equilibró el luminoso, que ya no se movió pese a los intentos de Damian Lillard y el propio Curry.
Antes, se habían vivido grandes momentos. Por ejemplo, la locura del segundo cuarto, que acabó con 41-39 a favor de los Blazers y con el visitante Shaun Livingston expulsado. Esa expulsión obligó a que Curry, que había partido como suplente, jugara más minutos. Y fue la tumba de los de Terry Stotts.
Lo del tiempo extra fue auténticamente de otra galaxia. El resultado, muy abultado: 14-21. Con Curry metiendo más puntos que el equipo contrario. Hizo 17, lo que constituye un récord de la historia de la NBA. Finalizó con 40 puntos, 9 rebotes y 8 asistencias. Lanzó 32 veces anotando el 50%. Metió 5 triples. Como si su rodilla nunca hubiera estado lesionada.
Pero Curry no estuvo solo. A su lado, los 23 puntos y 5 triples de Klay Thompson y, sobre todo, otra formidable actuación de Draymond Green, el hombre para todo. En este cuarto partido, Green se fue a 21 tantos, 9 rebotes, nada menos que 7 tapones, 5 asistencias y 4 robos. No se puede hacer más.
En el bando perdedor, Lillard volvió a tener un protagonismo claro con 36 puntos y 10 asistencias, aunque tirando mucho y mal: 9 de 30 en campo y 5 de 18 en triples. C.J. McCollum sumó 24, Al Farouq Aminu añadió 18 con 13 rebotes y Mason Plumlee acabó con 12 tantos y 15 rebotes.
Los Blazers están rindiendo a un increíble nivel, pero su crédito en la serie parece haberse agotado con la prórroga de Curry.