Desesperación en Detroit. No es para menos. Tenían el partido contra Memphis en sus manos y lo dejaron escapar. Y los Grizzlies se resarcieron de su derrota más dura como locales en la temporada, del 88-125 que venían de encajar con Thunder.
Con 92-90 para Pistons, el equipo local buscó cerrar el partido, pero ni Marcus Morris acertó en el primer intento ni el balón entró posteriormente tras merodear el aro.
Entonces, Matt Barnes se hizo con el balón, recorrió la pista a la carrera y lanzó un triple desesperado desde el medio del campo que entró. Había logrado la victoria (92-93) cuando restaban 1,1 segundos para el final. Merece la pena ser visto.