La NBA y el sindicato de jugadores (NBPA) han llegado a un acuerdo para comenzar a realizar la próxima temporada controles antidopaje en busca de la hormona del crecimiento (HGH en sus siglas en inglés) en la sangre de los jugadores que compiten en la liga.
Los nuevos controles llegan tras una larga negociación entre liga y sindicato en cumplimiento del compromiso al que ambos llegaron en el convenio de 2011 para determinar un procedimiento con el que controlar el uso ilegal de dicha hormona.
Todos los jugadores serán sometidos, a partir de la próxima pretemporada, a 3 controles de sangre aleatorios, 2 durante la temporada y uno fuera de temporada, para comprobar que no se esté utilizando la HGH para mejorar el rendimiento.
Un primer positivo será castigado con 20 partidos de suspensión, el segundo, con 45, y una tercera violación supondrá la expulsión definitiva de la NBA del jugador infractor.
La hormona del crecimiento humano, también llamada hormona somatotropina, tiene efectos similares a los esteroides anabolizantes, mejorando la relación corporal músculo-grasa, además de aumentar la respuesta muscular, mejorando la agilidad, y favorecer la recuperación de lesiones musculoesqueléticas.
Entre sus efectos secundarios conocidos más visibles están la acromegalia (alargamiento excesivo de algunos huesos en áreas como la mandíbula, cabeza, pies y manos), el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y el exceso de grasa en la piel.