José Manuel Calderón lleva ya un mes de fuera de las pistas y las noticias que llegan desde Nueva York no son halagüeñas respecto a su posible regreso en la actual temporada. El jugador extremeño se ha sometido a un nuevo tratamiento para tratar de acelerar su recuperación.
La franquicia anunció ayer que el base español, cuyo último partido fue el pasado 25 de febrero, ha sido infiltrado con plasma enriquecido en plaquetas (PRP en sus siglas en inglés) para tratar de que mejore el estado del lesionado tendón de Aquiles de su pierna izquierda.
Calderón será reevaluado dentro de entre 10 y 14 días, según el equipo, muy cerca ya del final de la temporada regular, lo que hace cada vez más probable que no le volvamos a ver jugar esta temporada, un temor que ya expresaba su entrenador, Derek Fisher, hace poco más de una semana.
De ser así, el extremeño cerraría una primera temporada con los Knicks decepcionante tanto por los muy pobres resultados del equipo, como por su propio rendimiento a nivel individual, lastrado por un buen número de problemas físicos. Calderón ha jugado 42 partidos en los que ha promediado 9,1 puntos y 4,7 asistencias en 30 minutos de juego, números claramente por debajo de aquellos a los que nos ha tenido acostumbrados en pasadas campañas.