Es todavía una fecha tomada por los pelos, pero se rumorea que Paul George podría regresar a las pistas a mediados de marzo. Tal vez no sea posible, pero ése es el objetivo a corto plazo que dicen que se ha trazado, si bien ni él ni su equipo hablan de plazos y su entrenador, Frank Vogel, insiste en que el jugador está para entrenar pero todavía no para jugar.
El alero estelar de los Pacers nos deja, eso sí, una gran noticia entre la plaga de lesiones que están afectando esta temporada a jugadores claves de la NBA y que están diezmando la competición. Esa buena noticia no es otra que George ya entrena sin limitaciones.
El jugador entrenó ayer jueves como el resto de sus compañeros, cuidando eso sí los contactos físicos. Dice que no teme lesionarse de nuevo y que es consciente de que está más cerca del regreso, pero también de que "todavía queda mucho camino hasta que pueda volver a ser el mismo".
George sufrió una escalofriante lesión en una pierna el 1 de agosto cuando jugaba un partido amistoso con la selección de Estados Unidos, una lesión que le apartó del Mundial de España y que le ha dejado en el dique seco durante toda la temporada NBA.
Se esperaba un mínimo de 12 meses de ausencia, lo que hacía imposible su vuelta en la presente campaña, pero el jugador está acortando todos los plazos de forma espectacular.