Apenas 10 minutos. Ése fue el tiempo que duró anoche Derrick Rose en el Denver-Chicago, un partido que servía para probar su físico porque acababa de salir de una pequeña lesión y afrontaba tras ello un back-to-back con partidos en días consectivos ante Utah y Denver.
El lunes, Rose se mostró a buen nivel. Anotó 18 puntos en 25 minutos ante los Jazz. Pero ayer martes ante Denver todo cambió. Cuando se jugaba la primera parte sintió un pinchazo en el tendón de la corva de la pierna izquierda y se retiró a la banda para no volver a jugar más.
Su actuación ante los Nuggets se circunscribió a 10 minutos en los que anotó 2 puntos y dio 3 asistencias. Y su equipo, agotado por el back-to-back y con las bajas de Rose, Noah y Gibson, terminó perdiendo.
Solo son molestias
Tras el partido, tanto Rose como su técnico, Tom Thibodeau, intentaron tranquilizar a la afición, que vive en un continuo sobresalto con su jugador franquicia.
Rose aseguró que más que una lesión fue una molestia, que no se sentía bien en la pista, que no tenía la sensación de que pudiera dar el 100%. Lo habló con Thibodeau y decidieron no arriesgar.
El jugador afirmó que se trata de "ser inteligente" y no tomar riesgos, aunque también reconoció que "es frustrante, pero no me puedo permitir desanirmarme".
Tras sufrir una serie de lesiones menores, Rose ya se ha perdido más de la mitad de los partidos disputados por su equipo esta temporada, ya que ha jugado 7 y ha sido baja en 8.