Extraña noche para Rajon Rondo. Volvía al juego tras casi 1 año justo apartado de las canchas y lo hacía ante el eterno rival, los Lakers, en casa, en el TD Garden, pero en un duelo descafeinado por la trayectoria de Celtics y Lakers, alejada del glamour de otros tiempos, algunos bastante cercanos, por cierto.
Cuando Rondo calentaba en pista ya se apreciaba una sensación especial tanto en la cancha como en la grada, cuando fue presentado el calor del público se volcó en él y cuando partió como titular una gran expectación cubrió el Garden.
Lo cierto es que el inicio de Rondo fue bastante frío. Tuvo una primera presencia de 5 minutos cumpliendo estrictamente las limitaciones médicas, que fijaba que no podría jugar más de 5 minutos por cuarto para un máximo de 20 en el partido. En esos primeros 5 minutos falló los 2 tiros que hizo y capturó 1 rebote. No hubo más.
Pero su presencia en el segundo cuarto fue distinta. Anotó su primera canasta, una bella entrada escondiendo el balón, e hizo daño en la ataque aunque no diera una sola asistencia en la primera parte.
El triple errado
Al final, Rondo jugó 19 minutos, anotó 8 puntos, dio 4 asistencias y falló un triple decisivo.
Con 104-107 en el marcador, sacaron de fondo los Celtics sin contar con tiempos muertos e improvisaron la jugada final. Rondo subió el balón e intentó el triple que, anotado, hubiera llevado el partido a la prórroga. No es un buen tirador de 3 y el triple no entró. Se truncó así un momento álgido de su regreso. Porque de haber metido ese tiro hubiera sido la apoteosis.
Se puede decir, en resumen, que el reencuentro de Rondo con el balón y sus compañeros resultó prometedor, pero hay que tener paciencia con este tipo de regresos, tras una larga lesión de rodilla, porque suelen ser complicados.