En una temporada plagada de lesiones de gran calibre que han afectado a grandes estrellas, LeBron James parecía un ser inmune. Sí, como todos, arrastraba molestias propias de una competición tan exigente como la NBA, pero hasta la fecha no se había perdido un solo partido. Hasta anoche.
James había jugado 29 encuentros con Miami Heat hasta que en el Sacramento-Miami tuvo un mal aterrizaje en el segundo cuarto sobre la pierna de uno de los colegiados. El resultado fue que sufrió una pequeña lesión en la parte derecha de la ingle y vio cómo se agravaba el esguince de tobillo que venía arrastrando en el pie izquierdo. Eso sí, siguió jugando hasta el final y terminó con 33 puntos, 8 rebotes y 8 asistencias.
Tras el encuentro, a Miami le tocaba jugar anoche ante Portland, motivo por el cual el jugador de Akron fue evaluado en la ciudad del estado de Oregón. Esa evaluación descartó su participación en el partido, el trigésimo de su equipo esta temporada.
Ahora, LeBron está pendiente de la evolución de sus dos problemas físicos. Esta semana, Miami Heat tiene 4 partidos: el lunes ante Denver, el jueves frente a Golden State, el sábado frente a Orlando y un día después contra Toronto. Ese descanso entre el lunes y el jueves le puede venir bien al jugador.