Si hasta ahora en estas Finales se habían echado en falta finales emocionantes, anoche hubo ración doble de emoción. Un final intenso del tiempo reglamentario que desembocó en una prórroga igual de intensa que terminó ganando Miami Heat, que salvó un auténtico ‘match ball’.
Y es que, a 28 segundos del final, un tiro libre de Manu Ginóbili, que tuvo una mala noche, había situado con 5 puntos de ventaja a los Spurs y los anillos de campeones parecían ya estar casi en manos de los de San Antonio. Pero no fue así. El partido dio un vuelco en esos instantes finales y Miami forzó el tiempo extra, en el que terminaría ganando para forzar un séptimo partido al que llegarán moralmente por encima de sus rivales.
Miami 103 San Antonio 100 (tras prórroga) (3-3)
El sexto partido de estas finales había empezado con dos tácticas muy diferentes por parte de cada equipo. Los Heat preocupados de cerrar el tiro exterior de San Antonio y especialmente el de Danny Green, que tanto daño les había hecho en los partidos anteriores. Los texanos, más interesados en cerrar el paso a canasta de LeBron James y Dwyane Wade y forzar a los locales a buscar el tiro a media distancia.
Inicialmente, la cosa pareció salirle bien a los de Miami que, liderados por un inspirado Mario Chalmers, llevaron la iniciativa hasta mediado el segundo cuarto, aunque sin lograr ventajas significativas.
Sin embargo, los Spurs supieron encontrar el punto débil de la estrategia defensiva de los Heat, que cedieron demasiado espacio interior para un Tim Duncan casi infalible en la primera mitad. El pívot superó una y otra vez a Chris Bosh para terminar la primera mitad con 25 puntos y 8 rebotes y permitir que los suyos terminaran yéndose a vestuarios con 6 puntos de ventaja (44-50). Los texanos terminarían con 32 puntos anotados en la pintura durante los 2 primeros cuartos por sólo 12 de los de Florida, una muestra del distinto planteamiento de uno y otro.
En esos dos primeros periodos, ya se empezaba a intuir que no iba a ser la noche de Manu Ginóbili. El argentino fue un reflejo en negativo del que pudimos ver en el partido anterior. No encontró el ritmo en el ataque y se fue al descanso sin anotar y con 3 balones perdidos.
La segunda mitad se inició con un triple de Ginóbili, un espejismo ya que no hubo continuidad en el de Bahía Blanca, y unos Spurs mucho más centrados que sus rivales. Los de Gregg Popovich abrieron un pequeño hueco y empezaron a dominar el marcador y el tempo del partido. Impulsados por Duncan y Tony Parker, llegaron a tener 12 puntos de ventaja tras un parcial de 11-0 y, por un momento, los Heat parecieron estar contra las cuerdas.
Llegaron los últimos 12 minutos con el viento de cara para los Spurs, pero apareció entonces el mejor LeBron para aguarles la fiesta. Desapareció de su cabeza su tradicional cinta y el James más fiero hizo su aparición sobre la pista. Se cargó a su equipo a la espalda y levantó a la grada del AmericanAirlines Arena. 10 puntos suyos en los primeros 6 minutos de juego de ese último periodo, incluidos 2 mates, ayudaron a que la ventaja de los Spurs se esfumara y los Heat se pusieran por delante con una canasta de Ray Allen, la primera entonces del veterano escolta que terminaría siendo providencial.
Un final impredecible
Los últimos minutos fueron un toma y daca lleno de intensidad en el que los Heat parecían estar en ventaja hasta que Tony Parker volvió a cambiar el signo del partido. Un triple suyo y un posterior robo de balón, que llevó a un ataque que volvió a culminar el francés, puso un 89-91 en el marcador a favor de los visitantes cuando restaban 58 segundos.
A continuación, LeBron perdió el balón y Manu Ginóbili anotó 2 tiros libres que daban aún más aire a los Spurs. James volvió a errar en el siguiente ataque y Manu, a acudir a la línea de castigo, pero esta vez sólo sumó 1 de los 2 puntos posibles. Aun así, la ventaja era de 5 puntos y, con 28 segundos por jugar, parecía casi decisiva. Pero no lo fue.
Popovich, en una decisión que generará mucho debate, decidió sacar de la pista a Duncan para defender a una alineación local llena de tiradores buscando el triple. Lo logró y forzó el error de James, pero sin Duncan en pista, los Spurs no fueron capaces de hacerse con el rebote y el segundo intento de LeBron sí que entró.
La situación se repitió de forma idéntica poco después, tras errar Kawhi Leonard 1 de los 2 tiros libres de que dispuso. Con Duncan fuera, James erró el triple tras una buena defensa del rival, pero Bosh se hizo con el rebote y Ray Allen anotó un increíble triple desde la esquina que forzó la prórroga, ya que Parker no pudo superar a la defensa en el forzado último ataque.
Tras tan épico desenlace, todo apuntaba a una victoria de los locales, fortalecidos moralmente, en la prórroga y así fue. Con Duncan desaparecido -no sumó un solo punto en los últimos 21 minutos de partido- y Ginóbili igual de desacertado que el resto del partido -terminó perdiendo 8 de los 13 balones que extravió su equipo-, Leonard fue el único que sumó en el tiempo extra, pero fue insuficiente.
Una canasta de James, que terminó firmando un triple-doble con 32 puntos, 10 rebotes y 11 asistencias, situó a Miami un punto arriba a 1:43 del final y a partir de ahí, muchísima tensión y sucesión de errores, el último de los cuales correspondió a Ginóbili. El argentino trató de penetrar forzadamente ante toda la defensa a pocos segundos del final y, aunque hubo contactos, los árbitros, como suele pasar en este tipo de jugadas, no quisieron ver nada.
Ahí se terminó de decidir el partido. A Allen no le tembló la mano para sumar desde el tiro libre y el último, desesperado y desequilibrado intento de un Danny Green que firmó en esta ocasión un 1 de 5 desde el triple lo taponó Chris Bosh. Alegría en Miami y decepción profunda en San Antonio. Ahora queda un séptimo partido, pero la sensación de que el campeonato se decidió en esos instantes finales del encuentro de anoche. Habrá que ver si el partido del próximo jueves así lo confirma.