El séptimo partido de una serie mide sin red para proteger la caída la auténtica medida de un equipo y de un jugador. Por eso, rendir de forma sobresaliente ante tal nivel de presión forja la grandeza de jugadores y equipos y sirve para ubicar y desubicar en la historia.
LeBron James jugaba anoche por cuarta vez un séptimo partido en una serie a 7 encuentros. No es fácil acumular muchos séptimos partidos en una carrera. Pues bien, en este cuarto test volvió a responder a las mil maravillas: 32 puntos, 8 rebotes y 4 asistencias. El hombre esencial en el éxito de Miami.
Esos 32 puntos le sirven a James para seguir siendo el mejor anotador de la historia de la NBA en séptimos partidos. Domina la situación por los pelos ante el mítico Michael Jordan. James promedia 33,8 puntos y Jordan, 33,7 en 3 encuentros. Andan prácticamente a la par.
Tras ellos, encontramos a Allen Iverson (32,5 puntos en 2 juegos), George Gervin (32 tantos en 3), el archiconocido alcalde de Sacramento, Kevin Johnson, que hizo 31 puntos de media en 3 compromisos, y el chino Yao Ming (también 31, pero en 2), según datos difundidos por Elias Sports Bureau.
A pesar del dato, LeBron obvió cualquier referencia personal tras la victoria y cuando fue preguntado tras el encuentro por sus estadísticas contestó, muy en su papel de líder de equipo, que el colectivo es lo primordial: "No me preocupan las estadísticas, lo que es realmente importante es que esta noche jugamos como el gran equipo que somos", aseguró.