Los Celtics no son un equipo cualquiera. La historia, el peso de su camiseta, su trayectoria teñida de orgullo y perseverancia, y de calidad, claro, no puede dejar a nadie indiferente. Kevin Garnett encarnó anoche como nadie ese espíritu. El espíritu que se echó de menos en los Knicks.
Boston ganó en el Madison Square Garden y remonta del 3-0 al 3-2 para dar salsa a una serie que parecía acabada. New York creyó que tenía cerrada la ronda y ahora ha de reconstruir su enfoque. Si quiere pasar, deberá volver a su feroz defensa de los primeros partidos.
Mientras, el enfrentamiento Indiana-Atlanta parece un libro abierto. Aquel que juega en casa arrasa. Volvió a suceder. Pacers defendió a su mejor nivel y tuvo como líderes a un recuperado David West y a un sólido Paul George. Atlanta mal. Al Horford hizo 14 puntos y 9 rebotes, pero no tuvo un día brillante.
New York 86 Boston 92 (3-2)
Los Celtics, como los Rockets, buscan hacer historia. Se trata de equipos que estaban abajo por 3-0 en sus series con Knicks y Thunder y que ya se han colocado en un 3-2 para forzar sextos partidos. El orgullo céltico ha salido a relucir en una eliminatoria en la que a los Knicks le pueden empezar a pesar viejos fantasmas que bullen a partir de temporadas y temporadas de fracasos.
Lo cierto es que Boston salvó un nuevo ‘match ball’, y esta vez en el Madison. Lo consiguió por factores evidentes que a nadie se le escapan. Kevin Garnett hizo un partido al nivel de sus mejores tiempos demostrando una vez más que es un competidor insaciable, Jason Terry se ha plantado al frente en los 2 últimos encuentros dando la razón a los que le culpaban de no ofrecer su maestría hasta la fecha, el equipo de Doc Rivers ha apretado en defensa y, anoche, superó incluso a los Knicks en una faceta muy neoyorquina, el triple. Además, prueba de lo concentrados que llegaron los Celtics al partido fue su 17 de 17 desde los libres. Eso es competir.
Los Knicks recuperaban a J.R.Smith tras su sanción de 1 partido por el codazo que propinó a Terry. Pero J.R. lejos de ser una solución a la ecuación, fue una incógnita sin solventar que quitó más que dio a su equipo, una escuadra, la local, algo pagada de sí misma, excesivamente confiada en sus posibilidades, errada al no tener en consideración una historia céltica plagada de perseverancia y orgullo.
Los visitantes defendieron a un nivel excelente, con intensidad y coordinación, y la rotación de New York, de balón y de hombres, no llegó a ningún puerto, con Carmelo Anthony y J.R.Smith soltando una vez más poco la bola para firmar esta vez un 11 de 38 en el tiro.
Frente a ese individualismo inmisericorde, el universo coral de unos Celtics que apostaron por el grupo, tanto en defensa como en ataque. El equipo bostoniano tuvo a 5 jugadores anotando entre 16 y 18 puntos con 3 piezas secundarias de lujo ejerciendo a gran nivel: Jeff Green (18 tantos), Brandon Bass (17) y Jason Terry (17 con 5 triples). Crucial el despertar de Terry en la serie. Parece que el codazo de J.R. le ha dado alas.
Junto a ellos, 2 clásicos. Uno, Paul Pierce, algo más desdibujado, anotó 16 puntos desde la irregularidad, pero defendió con una solidez inquebrantable; otro, Kevin Garnett, emergió de sus cenizas físicas y con una mentalidad portentosa se revolvió hacia su mejor versión para ofrecer una exhibición admirable.
No es fácil encontrar a un jugador que lanzando sólo 9 veces a canasta sea tan crucial en un partido. Garnett lo fue. Hizo 16 puntos, 18 rebotes y 5 asistencias, defendió a muerte y metió las 2 canastas decisivas que dieron el triunfo a los suyos.
El último cuarto comenzó con un 60-69 que podía dirigir el encuentro hacia cualquier lado, pero un parcial de 0-6 colocó a los Celtics con un 60-75 que presagiaba lo mejor para sus intereses. Los Knicks tardaron 3 minutos en fabricar sus primeros puntos en el cuarto final, que llegaron por mediación de Anthony. Pero no se rindieron y en la recta final del encuentro se pusieron a 5 puntos (83-88) con una doble de Melo y una triple de J.R. Faltaba 1:05 y aún podían acabar con la eliminatoria. No fue así porque surgió entonces ese Garnett legendario, que con 4 puntos consecutivos mató el encuentro y dio vida a los suyos.
Los neoyorquinos se fueron del partido decepcionados. Ni los 22 puntos de Anthony, ni los 21 de Raymond Felton, el mejor local, sirvieron para nada. Jason Kidd no aportó nada, Steve Novak se ha caído prácticamente de la rotación y Pablo Prigioni jugó mucho menos, 13 minutos sin brillo. Los Knicks tienen que recuperar el sitio o seguirán teniendo problemas. Por cierto, sobró por completo ese final tenso plagado de piques con el tiempo concluido, aunque servirá para alimentar aún de más intensidad el sexto partido.
Indiana 106 Atlanta 83 (3-2)
En esta eliminatoria no hay trampa ni cartón. El equipo que juega en casa domina con total solvencia y el que juega fuera demuestra una reconocida incapacidad para poner en apuros al local. Este indiscutible escenario nos lleva a una conclusión clara: Atlanta tiene que cambiar algo si quiere pasar de ronda.
Los Pacers ganaron fácil el quinto partido por 2 aspectos fundamentales: regresaron a su mejor defensa y recuperaron a un David West que andaba perdido en los playoffs. La conjunción de esas dos circunstancias hizo que todos viéramos las entretelas de los Hawks, que no son demasiado vistosas en casos como éste.
Atlanta no fue rival para Indiana a partir del segundo cuarto, el del despertar de West. Aunque los Hawks llegaran vivos al descanso, se veía que no tenían capacidad de respuesta, más aún con las grises actuaciones de Al Horford y Jeff Teague. Y en el tercer cuarto se constató la evidencia. Los Pacers alcanzaron su final con 14 de ventaja y su victoria ya no peligró.
A Indiana le bastó con elevar notablemente su tono físico, lo que redundó en una mayor intensidad defensiva. Esa mejora atrás dejó a Atlanta en 83 puntos con un paupérrimo 33% de efectividad en el tiro. Menos mal que los visitantes sólo perdieron 6 balones, que si no…
El equipo de Frank Vogel funcionó como un reloj. Su quinteto no falló. El resucitado West se fue a 24 puntos, Paul George volvió a brillar con 21 tantos, 10 rebotes, 5 asistencias y un 7 de 8 en el tiro de campo, Roy Hibbert firmó un 18 más 9 en puntos y rebotes, George Hill rubricó un doble doble con 10 asistencias y Lance Stephenson colaboró activamente en el rebote. Así, pocas fisuras tiene un equipo granítico como Indiana.
La diferencia de acierto en el tiro se tradujo en un notable dominio local del rebote, nacido del 43-6 que sumó en su aro. Y es que Atlanta no estuvo.
Horford sumó 14 puntos y 9 rebotes en 39 minutos sin ser el Horford esperado, Josh Smith se fue a otros 14 con 4 robos estando a años-luz del Smith del cuarto partido y Jeff Teague tuvo una noche atroz con un 3 de 16 en el tiro y terminó, además, perdiendo los nervios de forma impropia. Como impropio es, y duele un poco a los ojos, ver a un equipo en plenos playoffs jugando con Johan Petro como pívot titular.