La Universidad de Louisville ha ganado su tercer título nacional universitario al imponerse en la final de la NCAA a Michigan por 82-76 en el Georgia Dome de Atlanta, un marco incomparable en el que se han dado cita 74.236 espectadores.
El jugador junior Luke Hancock, autor de 22 puntos saliendo del banquillo, ha sido nombrado MOP al ser la pieza más destacada de la victoria de los Cardinals, cuyo técnico, Rick Pitino, ha hecho historia al proclamarse campeón universitario con 2 equipos distintos. En 1996 lo logró con Kentucky y hoy con Louisville.
El dominicano Jon Horford (Michigan) se quedó a las puertas de emular a su hermano Al Horford (Atlanta Hawks), que en su día obtuvo 2 títulos colegiales con Florida. Jon no pudo estrenarse.
Ha sido una de las más bellas finales de los últimos lustros, decidida en los últimos minutos. Espectacular duelo de bases el protagonizado en la segunda parte por Peyton Siva y Trey Burke. Una final en la que ha estado presente el lesionado Kevin Ware, que ha disfrutado con sus compañeros del título, un título logrado a pesar de la nefasta actuación de un hombre clave en la ofensiva de los Cardinals, Russ Smith.
Louisville 82 Michigan 76
Si la primera parte de la final (37-38 al descanso para Michigan) fue tiempo de Wolverines, que llegaron a dominar por 12 puntos en un momento dado (21-33), escenario para una gran remontada de la mano de Hancock y espacio abierto para la más increíble sorpresa, la irrupción de Spike Albrecht... la segunda resultó mucho más física e intensa y ya no hubo espacio más que para primeras figuras, con especial mención para el duelo de bases Peyton Siva-Trey Burke. Lo malo para Michigan es que cuando la defensa presionante de Louisville empezó a apretar más y más en la recta final, el equipo entró en 'Burkedependencia', algo que no favoreció su modo de solucionar los problemas defensivos planteados por el rival.
Porque Burke mantuvo a los suyos durante casi toda la segunda mitad. Cada vez que los Cards tomaban una ventaja de 5 puntos y amenazaban con irse, aparecía Burke y solucionaba la situación.
Mediada la segunda parte, el encuentro había adquirido ya un tono físico diabólico y una intensidad apabullante. Las defensas apretaban, la lucha en los tableros se recrudecía (empezaba a haber cera noble de verdad) y el partido se volvía espectacular por momentos. Veíamos a un Peyton Siva estelar, a un Gorgui Dieng imprescindible más allá de sus números (si no que se lo digan a Micht McGary), el gran Tim Hardaway celebraba desde la grada un matazo de su hijo, Tim Hardaway Jr... y la cosa seguía equilibrada.
La intensidad del duelo Siva-Burke llegó a su cénit, nunca mejor dicho, cuando el segundo le plantó un tapón impresionante cuando el primero buscaba el mate. Los árbitros pitaron, incomprensiblemente, falta, pero Burke no se descentró y siguió tirando en ataque del equipo, aunque se veía venir que el partido podía caer del lado de Louisville, cuyo juego ofensivo resultaba mucho más equilibrado y cuya defensa presionante empezaba a pasar factura a la ofensiva de Wolverines.
Michigan estaba sufriendo mucho en su aro para consolidar un rebote sobre el que cargaban con vehemencia Dieng y un intenso Chane Behanan. Y el rebote se hizo un problema para los Wolverines.
Cardinals tomaron su máxima ventaja, de 7 puntos, entrando el partido en los 5 últimos minutos. Poco más tarde se ponían +8 y un triple desde la esquina de Hancock ponía un +10 más que amenazador: 76-66 con 3:27 por jugar. La final empezaba a definirse.
Sin embargo, Michigan no se rindió y empezó a presionar más arriba hasta iniciar su presión en el saque de fondo del rival, lo que puso en problemas a Louisville. Behanan se pegó un tremendo golpe en caída sin control, pero salió indemne milagrosamente, Burke se empeñó en mantener vivo a su equipo y el partido se apretó hasta un 78-74 con 1:11 por jugar. Tiempo muerto de Pitino. Había final.
Pero no la hubo, en realidad. Porque el parón de Pitino para adiestrar a sus hombres fue mano de santo. Primero Hancock y luego Siva, jugadores esenciales, anotaron sus tiros libres a 29 y 12 segundos del final, 4 libres sin fallo que dejaron el marcador en un 82-76 prácticamente fuera del alcance de Michigan. El airball desde el triple de Burke que siguió a los 2 tiros de Siva certificó el desenlace, puso nombre al ganador del título. Louisville ganaba su tercera final. El Georgia Dome explotaba.
La final era de unos Cardinals que venían como favoritos y acababan como campeones, finalizando la temporada con un 35-5. El equipo de la Big East tuvo como MOP a Hancock. Hizo una gran primera parte y un decisivo final de partido, acabó con 22 puntos y estuvo perfecto desde el triple (5 de 5), 4 de ellos anotados cuando logró 14 puntos seguidos para remontar los 12 de desventaja que llegó a tener su equipo en la primera parte.
Junto a él, un completísimo Peyton Siva (18 tantos, 6 rebotes, 5 asistencias y 4 robos), la bendita intensidad de Chane Behanan (15 puntos y 13 rebotes) y el crucial trabajo como pegamento del equipo del senegalés Dieng (8 tantos, 8 rebotes, 6 asistencias y 3 tapones). Todo ello en un partido horrible de su estrella ofensiva, Russ Smith, que terminó con un 3 de 15 en el tiro.
En los perdedores, 24 puntos del multipremiado y estrella ascendente en el draft Trey Burke, que anotó 17 tras el descanso. Además, 17 puntos de Spike Albrecht (un chico cuya media era de 1,8 puntos) tras un tremendo primer tiempo. Mitch McGary, que había hecho un gran Torneo de la NCAA, y el triplista Nik Stauskas no aparecieron y el dominicano Jon Horford atrapó 2 rebotes en la derrota.