Ya se sabe que el éxito atrae al éxito. Algo así ocurrió anoche en el AmericanAirlines Arena en el transcurso del partido Miami-Charlotte porque en la grada se produjo una conjunción de estrellas que ya quisiera para sí algún astrónomo concienzudo o algún astrólogo mediático.
Nada menos que 3 líderes mundiales de 3 especialidades deportivas bien distintas: tenis, boxeo y golf.
Porque entre el público se pudo ver al número 1 del tenis mundial, Novak Djokovic, presente en la ciudad para disputar el Masters 1000 de Miami; al campeón mundial de peso pesado, el boxeador Wladimir Klitschko, una auténtica montaña que bien podría jugar de pívot; y al golfista Rory McIlroy, que anoche saboreaba sus últimas horas como número 1 mundial, ya que horas después, hoy lunes, el cetro universal ha vuelto a Tiger Woods, ídolo caído que no era líder mundial desde 2010.
Todos estos exitosos deportistas pudieron ver otro triunfo de Miami, que ya suma 26 victorias consecutivas, y pudieron contemplar otra exhibición de LeBron James ante el equipo, Charlotte, cuyo propietario es otro mito deportivo, Michael Jordan, que también andaba por allí.
Entre tanto nombre estelar, el propietario de los Heat, Micky Arison, disfrutando de la vida y cebado de éxito. Se le veía feliz, muy feliz.