A veces, el peligro está donde uno menos se lo espera. Un ejemplo es lo ocurrido con el ala-pívot de los Rockets Jon Brockman, que tuvo que ser ingresado en un hospital de Houston tras dañarse de forma seria el ojo derecho mientras se ejercitaba en el gimnasio.
Brockman hacía ejercicios de musculación el pasado lunes con una banda elástica, elemento habitual en este tipo de ejercicios, cuando resultó lesionado. Uno de los extremos de la banda se le escapó al jugador del pie con que lo sujetaba con tan mala suerte que el inevitable retroceso propio de su condición elástica llevó al instrumento a impactar con fuerza en su ojo derecho.
El jugador tuvo que ser atendido en el hospital, donde fue dado de alta este jueves sin que fuera necesario su paso por el quirófano, aunque la franquicia aún no ha establecido cuánto tiempo puede tardar en recuperarse el jugador.
No es la primera vez que el trabajo con elementos elásticos en el gimnasio cuesta un serio disgusto a un jugador de la NBA. El dominicano Francisco García sufrió una grave lesión en su antebrazo derecho en la pretemporada de 2009 por culpa de un balón de PVC que estalló inesperadamente mientras realizaba ejercicios de pesas sobre él.
Brockman, que llegó a los Rockets en junio procedente de los Bucks, ya protagonizó el año pasado una desgraciada jugada con el resultado de una grave lesión, aunque el afectado entonces no fue él, sino el mexicano Eduardo Nájera. Un codazo accidental de Brockman en la lucha por un rebote provocó una grave fractura en el hueso frontal de Nájera, lo que convirtió aquel Milwaukee-Charlotte en el último partido en la NBA del chihuahuense, retirado este verano.