El pasado lunes falleció en su casa de Florida, a los 71 años de edad, Art Heyman, el que fuera número 1 del draft de la NBA de 1963, jugador de los Knicks de Nueva York y uno de los más legendarios jugadores de la prestigiosa universidad de Duke.
Heyman, de origen judío, repartió su carrera como profesional entre la NBA y la ABA. Fue elegido en el primer lugar del draft de 1963 por los Knicks tras protagonizar una espectacular carrera universitaria que dejó huella en la universidad de Duke.
Poderosísimo reboteador pese a sus escasos 1,96 de estatura, Heyman se desenvolvía en la posición de alero, aunque también podía hacerlo como escolta. Con los Blue Devils de Duke, Heyman promedió 25,1 puntos y 10,9 rebotes en sus 3 temporadas como universitario -por aquel entonces los jugadores de primer año no tenían permitido jugar junto a los más veteranos- y llevó a Duke por primera vez a una Final Four en su último año en el equipo.
Aquel año, 1963, Heyman se llevó casi todos los premios posibles como jugador colegial y los Knicks no dudaron en apostar por él en el draft. Su primera temporada fue prometedora, 15,4 puntos de promedio y elegido para formar parte del Mejor Equipo de Novatos, pero las siguientes no confirmaron ese buen comienzo.
Un carácter complicado
Su lado oscuro como jugador era su carácter voluble, con frecuentes arrebatos de agresividad, que ya le habían llevado a una grave sanción en la NCAA tras iniciar y protagonizar, junto al ahora entrenador Larry Brown, una de las más multitudinarias peleas de la historia de la liga universitaria en el transcurso de un enfrentamiento entre Duke y North Carolina en 1961 (ver vídeo).
Su complicado carácter le siguió creando problemas en la NBA y le llevó a perder presencia en los Knicks, de donde terminó saliendo tras su segundo año. Apenas 1 año más tarde, en 1967, dejó la NBA, tras un fugaz y poco memorable paso por Cincinnati Royals y Philadelphia 76ers, y se enroló en la ABA.
Su comienzo en la liga competidora por aquel entonces de la NBA no pudo ser mejor. Fue campeón con los Pittsburgh Pipers en su primera temporada tras promediar más de 20 puntos por encuentro, pero después la historia se repitió. Su juego se diluyó, sin conseguir continuidad en ningún equipo, y en 1970, sin haber cumplido los 30 años, dejó la ABA y el baloncesto.