La guerra entre el director ejecutivo del Sindicato de Jugadores de la NBA (la NBPA), Billy Hunter, y su presidente, el jugador Derek Fisher, entra ahora en un nuevo capítulo mucho más delicado y escabroso. El escándalo rodea a la familia Hunter.
Algunos de los medios de comunicación más importantes relacionados con la NBA se hacen eco de los cuantiosos beneficios que la familia Hunter está logrando en su relación continuada con la NBPA desde hace una década.
El Sindicato de Jugadores habría invertido entre 7 y 9 millones de dólares en el Interstate Net Bank of Cherry Hill, entidad financiera de la que Todd Hunter, hijo de Billy Hunter, era síndico. Pero es que, además, Todd era vicepresidente de Prim Capital, con la que la NBPA firmó un contrato de consultoría que le habría reportado a la compañía más de 2,5 millones de dólares desde 2006.
Todo ha partido de un informe de Bloomberg que ha revelado que, además, la hija de Billy Hunter trabaja en un bufete de abogados de la NBPA y que la mujer del director ejecutivo del Sindicato de Jugadores también está relacionada con éste.
Según Bloomberg, los beneficios para la familia Hunter podría elevarse a cerca de 5 millones de dólares desde 2001.
La guerra abierta entre Fisher y Hunter por el control del sindicato tuvo uno de sus elementos más polémicos en la decisión de Fisher de encargar la semana pasada a una empresa externa una auditoría de la NBPA a raíz del informe de Bloomberg. El ex jugador de los Lakers y actual jugador de Oklahoma City encargó la auditoría de forma unilateral, sin consultar al Comité Ejecutivo, que parece estar bastante molesto con su presidente.