El ex jugador y miembro del Salón de la Fama Dennis Rodman ha reaparecido estos días en público para negar que esté arruinado y enfermo, tal y como se publicó hace un par de semanas. Desmiente así a sus propios abogados y a su gestor financiero.
Porque lo curioso es que las preocupantes informaciones sobre el estado de sus finanzas y de su salud no provenían de fuentes desconocidas o anónimas, sino que habían sido puestas por escrito por sus representantes legales en las alegaciones presentadas ante el juzgado californiano en el que se dirimía el impago por parte de Rodman de la pensión alimenticia de 2 de sus hijos.
Los abogados llegaban a afirmar que actuaban de oficio en el caso ante la imposibilidad del jugador de pagarles, dada su quiebra financiera. Y en cuanto a las informaciones sobre su estado físico y mental y sus problemas con el alcohol provenían directamente de Peggy Williams, la persona que gestiona sus finanzas.
A pesar de todo, Rodman no ha dudado en aparecer en el programa televisivo “Today Show” para decir que todo es mentira. “No he ganado el dinero de Michael Jordan o Scottie Pippen, pero me gané bien la vida en la NBA. No estoy arruinado”, ha asegurado al tiempo que decía que no es un mal padre y que paga las pensiones de sus hijos.
En cuanto a sus problemas con el alcohol, también los niega y cree que llevan años acusándole de ello simplemente por su estilo de vida y por acudir a muchas fiestas. “No estoy enfermo. Me siento bien” decía en la entrevista al tiempo que aventuraba que él no acabará como Whitney Houston o Amy Winehouse porque “nunca he probado la cocaína, ni me he acercado a ella”.
No está claro si Rodman trata de lavar ahora su imagen después de que ensuciarla en los juzgados le haya servido para reducir el importe de la pensión que ha de pasar a sus hijos, según han confirmado sus abogados, o si ha entrado en el clásico círculo vicioso de famoso decadente y pasado de rosca que alterna escándalos y rumores con visitas a platós de televisión para, previo pago, desmentirlo todo y hablar de lo bien que le va o de cómo está rehaciendo su vida. En cualquier caso, ninguna de las dos opciones le deja en buen lugar.